A dos meses de la muerte de Pablo Córdoba, las dudas siguen en su familia y exigen transparencia en la investigación del caso que conmociona a Zapala. Natalia Uribe, madre del joven soldado, sostuvo: “Sentimos que cada día nos da un golpe: el Ejército y la Justicia”; y apuntó contra el juez Greca por su accionar.
La madre de Córdoba, recordó como le comunicaron la muerte de su hijo y remarcó que desde el minuto 0, se remarcó que “se trataba de un intento de suicidio”. Las autoridades insistieron (e insisten) con esta hipótesis, a pesar de que “en el hospital se enteró de la presencia de dos disparos y la disposición de los mismos. Aun así, sostuvo su postura ante la sociedad y los medios de comunicación”.
El reclamo de la madre del soldado muerto en Zapala a la Justicia y el Ejército
“Estaban todos muy tranquilos, mandaron a hacer una autopsia sin ninguna consigna, precisión; y la doctora Fariña, encargada de la misma, sin ningún esfuerzo, constató que mi hijo tenía dos disparos”, enfatizó Natalia en medio de la marcha que tiene como fin visibilizar la causa que tiene en la mira al Grupo de Artillería 16 del Regimiento Zapala, y exigir que la carátula sea homicidio.
En la misma línea, señaló: “Ellos estaban apurados en cerrar su teoría del caso y archivar un expediente más. No creyeron que se iban a encontrar con una familia y una comunidad exigiendo verdad y justicia por Pablo”. Además, sostuvo que cuando cambiaron de representación e intervino el abogado Maximiliano Orpianessi, quien empezó a “solicitar declaraciones y medidas de prueba”, y la familia acudió a los medios para “contar lo que estábamos padeciendo [...] los pusimos incómodos, sobre todo al Juez Greca porque pusimos en evidencia su mal desempeño, su parcialidad para con el Ejército”.
Las irregularidades no dejan de aparecer en la investigación: “No puede ser que se encuentre una vaina 10 días después y una munición 35 días después. No puede ser que los que encontraron a mi hijo dicen que el arma estaba al costado y en contradicción otros dicen que estaba encima de él”, enumeró la mujer. Un mes atrás, Orpianessi había adelantado en diálogo con VíaPaís que esto podía pasar y que “sería muy extraño”, además de irregular, lo que se confirmó en esta pericia.
“Como si fueran poco los disparos, las contradicciones, el mensaje poco claro en el Ejército: los dos disparos están probados, y debería haber dos vainas... una se encuentra el día de los hechos, la otra se encuentra 10 días después, muy extraño, con el uso de un detector de metales”, explicó el abogado a VíaPaís el pasado 10 de julio.
Al mismo tiempo explica que “había un cargador de ese fall que lleva hasta 20 municiones. En ese cargador hay que descontar las dos que se detonaron, más 16 que tenía. Nos estaba faltando una munición, y esto demostraría como si hubiese un manoseo sobre el cargador”. El análisis del lugar se hizo el día anterior por parte del área de criminalística de la Policía de Neuquén. En ese momento, era una hipótesis, por lo que el abogado destacó que “sería muy extraño que aparezca ahora esa munición”, cosa que ocurrió y Natalia destacó en medio de la manifestación.
Irregularidades, una constante en la investigación por la muerte de Pablo Córdoba
En la misma línea de reclamos de claridad en la causa, Natalia Uribe remarcó: “No puede ser que el arma de mi hijo no tenga ni una sola huella para cotejar. Sinceramente, sentimos que cada día nos da un golpe, el ejército y la Justicia, pero no vamos a bajar los brazos, vamos a seguir exigiendo que cada uno haga su trabajo como corresponde”.
Estos dichos de la madre de Córdoba se desprenden de hechos que sucedieron en la reconstrucción de los hechos, a más de un mes después de la muerte del soldado. La familia, además de creer que se plantó esta munición en el lugar donde encontraron sin vida a Pablo, no se explica como el arma, con la que el Ejército sostiene que el joven se quitó la vida, no tiene ni una sola huella, pese a que dos soldados admiten que la tocaron para auxiliar al fallecido.
Un compañero de Córdoba aseguró en sede judicial que él sacó el arma que estaba encima del cuerpo, pero al mismo tiempo una enfermera (soldado que le dio los primeros auxilios al joven), remarcó que fue ella quien tocó el Fall y que sus huellas deberían haber quedado registradas ya que en ese momento no estaba usando guantes. Pero, misteriosamente, a la hora de peritar el arma, no se encontraron huellas de ninguno de estos dos soldados, ni de Pablo, el fusil estaba limpio.
Toda esta secuencia se suma a las intimidaciones que recibieron tanto Natalia como Juan José Córdoba, también militar, por parte de altos mandos del Ejército. Es por esto que el letrado Maximiliano Orpianessi pidió que se les otorgara protección: ante esto se abrió un nuevo expediente, se establecieron rondines aleatorios y sorpresivos por parte de la Policía Federal en las casas de los padres de Pablo y se dictó una restricción de acercamiento de los altos mandos del Ejército.
El pedido de la madre del soldado muerto en Zapala al juez de la causa
“El juez Greca nos responde caprichosa y arbitrariamente con un secreto de sumario. No respeta nuestro dolor ni mucho menos nuestros derechos, por eso le digo: ‘Señor juez Greca, esperamos que después de tantos lujos que se está dando dentro de la causa de mi hijo, nos venga con resultados concretos, que cambie la carátula del expediente de mi hijo y que identifique al asesino y a todos los cómplices que han tratado en este tiempo de ocultar la verdad’”.