Aclararon que el asesino beneficiado con domiciliaria volverá a la cárcel tras la cuarentena

Aclararon que el asesino beneficiado con domiciliaria volverá a la cárcel tras la cuarentena
Cárcel de Batán (Foto: Diario La Capital)

Héctor Barroso, el hombre de 62 años condenado por los crímenes en 2004 de dos trabajadoras sexuales en Mar del Plata, y que fue beneficiado con la prisión domiciliaria por ser considerado grupo de riesgo ante el coronavirus, será monitoreado por videollamada mientras dure el beneficio y deberá regresar a prisión una vez que el gobierno levante la cuarentena.

Barroso fue beneficiado con la prisión domiciliaria el último 24 de marzo por el juez de Ejecución Penal marplatense Juan Galarreta, quien consideró que formaba parte del grupo de riesgo de contagio por sus problemas de salud, en línea con un fallo del Tribunal de Casación Penal provincial para este tipo de detenidos.

El magistrado tuvo en cuenta que el hombre, condenado a 25 años de prisión, "presenta antecedentes de hipertensión arterial en tratamiento", aunque aclaró en su fallo que mientras dure la domiciliaria será monitoreado por videollamada por el Patronato de Liberados Provincial y volverá a la cárcel de Batán apenas finalice el aislamiento, para seguir cumpliendo la pena bajo un régimen de semilibertad, consignó Télam.

La resolución dispuso que Barroso cumpla el arresto en el mismo domicilio en el que vivía cuando se produjeron los crímenes en 2004, en el barrio Parque Palermo, en la zona suroeste de la ciudad, donde funciona además el almacén de su esposa, quien ejerce el rol de tutora.

El hombre está detenido desde el 22 de febrero de 2005, y en diciembre de 2006 fue condenado por el Tribunal Oral en los Criminal 3 (TOC 3), a la pena de 30 años de prisión, por los crímenes de Verónica Juárez Roger (29) y Analía Fuschini (26).

Fuschini fue hallada estrangulada con un lazo en la zona norte de la ciudad el 4 de diciembre de 2004, mientras que el cuerpo de Juárez, quien se encontraba desaparecida desde agosto de ese año, fue encontrado en un pozo ciego con signos de asfixia y en avanzado estado de descomposición, en febrero de 2005.

De acuerdo a la sentencia por ambos homicidios -aun no existía la figura de femicidio-, Barroso mandó a matar a ambas mujeres, con quienes había establecido una relación sentimental, luego de que ellas expresaran su intención de alejarse de él.