Productor confesó que la banda desbaratada le compraba animales muertos

Sigue el escándalo por carnicerías que vendían productos en estado de descomposición. "Cuando tengas una vaquita muerta, dámela", le habrían dicho al productor. 

Animales faenados.
Animales faenados.

Sigue el escándalo en San Francisco luego de que Gendarmería Nacional llevó a cabo una serie de allanamientos en distintas carnicerías por una grave denuncia sobre presunta  venta de alimentos en mal estado.

En ese marco, se decomisaron 2.771 kilos de carne provenientes de animales que se encontraban en estado de descomposición.

De acuerdo con los datos trascendidos, el 90% de esta carne pertenecía a animales muertos, el 10 restante a enfermos. Al parecer, le colocaban químicos a la carne para modificar el olor y el color de la misma, evitando la rápida descomposición.

Fueron cinco los imputados tras los allanamientos que el viernes último Gendarmería Nacional realizó en San Francisco, Frontera (Santa Fe) y Colonia San Pedro, y que incluyeron las clausuras de algunas carnicerías.

Los imputados serían Sergio Valle y sus dos hijos; una persona de apellido Novara y otra de apellido Besuzo, consignó La Voz de San Justo, que accedió al testimonio de un productor agropecuario que reconoció que vendía carne de animales muertos desde hace varios años.

¿Para galgos? De acuerdo con su versión, la banda le decía que la carne era para alimentar perros galgos, pero con el tiempo empezó a sospechar.

"Desde hace muchos años, allá por el año 2013 ya esta gente comenzó a comprar vacas en los campos, la gran diferencia la hicieron en 2014 cuando los campos comenzaron a inundarse, lo que produjo una gran mortandad de animales, venían y se llevaban el animal completo", reveló el productor, quien pidió reserva de su identidad.

"En el estado en que estuviera, ellos lo faenaban, así estuviera vivo o llevara tres o cuatro horas muerto, ellos llegaban y faenaban. Continuaban pasando, te visitaban y te recordaban 'cuando tengas una vaquita muerta, dámela, no hay ningún problema'", sostuvo.

Sus sospechas no apuntan únicamente contra la banda: "Algunos carniceros tuvieron un crecimiento económico muy próspero y eso no se puede hacer en tan poco tiempo vendiendo carne con el sello correspondiente, es muy fácil saberlo por el precio en que ofrecían el bolsón".

El testigo, quien explota campos cerca de San Francisco, dijo que otros productores también vendían animales muertos.