Cuando Esteban Alvarado (45) habló en la apertura del juicio en Rosario, su pedido de declaración tomó por sorpresa a los fiscales. Señalado como el rival de “Los Monos” en el mundo del narcotráfico en Rosario, este lunes llegó a contar que lo comparaban con “Jaimito” cuando era chico y dejó en claro que no es un mero espectador en el debate que puede llevarlo a una pena de prisión perpetua.
Pasados tres días desde que comenzaron las audiencias en el Centro de Justicia Penal, las referencias sobre Ariel Máximo “Guille” Cantero y sus cómplices surgieron de uno y otro lado para marcar la cancha. El exladrón de autos rechazó las acusaciones en su contra sobre los delitos más graves y sostiene que la banda surgida del barrio La Granada quiere incriminarlo.
En el inicio de su defensa, el supuesto capo narco reconoció que participó en las amenazas a una funcionaria del Ministerio Público de la Acusación (MPA). Incluso detalló que pensó en dejarle una corona fúnebre en la puerta de la casa. No obstante, negó haber ordenado la balacera posterior contra la vivienda y afirma que lo hizo para desviar la pesquisa sobre el asesinato del prestamista Lucio Maldonado (37).
Una vez que hizo su descargo, el fiscal Luis Schiappa Pietra hizo algunas preguntas respecto de la evidencia sobre el funcionamiento de la asociación ilícita y el lavado de activos. En las escuchas telefónicas de una causa de 2012 figuran varias menciones de “Primo” o “Jaime” como el líder de esa estructura. Aunque desmintió haber ocupado ese lugar, Alvarado admitió que el segundo es un apodo de su infancia.
“Nadie me dice ‘Primo’. El único que me decía ‘Jaime’ era Jorge Benegas”, explicó el comerciante de 45 años. Así se refirió a uno de sus amigos, señalado por el MPA como su mano derecha en la organización delictiva y ya condenado en un procedimiento abreviado. Luego recordó: “Me decían ‘Jaimito’ porque era travieso de chico”.
Los hermanos Ortigala y un “pacto de caballeros”
Los primeros testimonios que se emitieron en el juicio fueron grabados antes del debate por amenazas y atentados previos. El primero fue Rodrigo Ortigala, que trabajó con Alvarado. La relación se rompió por una infidelidad de Rosa Capuano, madre de los hijos del supuesto jefe de la banda, que estuvo con el testigo.
El testigo citado por Fiscalía dijo que todas las personas relacionadas al imputado “terminan presas o muertas”. Por su parte, el ex ladrón de autos enfatizó que se trata de un hombre actualmente vinculado a “Los Monos”, algo en cierta forma reconoció su hermana en el video presentado al día siguiente.
En la grabación reproducida este miércoles ante el tribunal, Mariana Ortigala le atribuyó al acusado la balacera en la puerta de su casa de Roldán. La abogada resultó herida pero sobrevivió y su declaración se adelantó al juicio después del ataque registrado en agosto de 2020.
La mujer afirmó que Alvarado pasó años dedicado al narcotráfico en Rosario como socio de Luis Medina. Luego le atribuyó el asesinato del empresario y su pareja Justina Pérez Castelli, con quien tenía una relación familiar.