Mario Anscieviu, tío de Fernanda Aguirre, la adolescente de 13 años secuestrada en 2004 en la localidad entrerriana de San Benito, afirmó este jueves al cumplirse 15 años de su desaparición, que debe "seguir la búsqueda para que no haya otra Fernanda".
Cerca de las 16 del 25 de julio de ese año, la víctima fue capturada cuando caminaba desde su casa al puesto de venta de flores que la familia tenía frente al cementerio local, a 11 kilómetros de Paraná, la capital de Entre Ríos.
"Seguimos con la esperanza de tenerla entre nosotros", dijo Anscieviu e indicó: "La búsqueda debe seguir como en el principio para que mi cuñada descanse en paz, ninguna madre merece esto."
El hombre destacó que "la esperanza no se pierde" y pidió y agradeció a "todo aquel que pueda aportar algo, de alguna manera u otra".
Respecto de lo que hizo la Justicia durante el proceso, indicó que "realizó todo pero no alcanzó" y que "se debería seguir su búsqueda para que no haya otra Fernanda".
Por su parte, en marzo pasado, Fernanda fue citada a declarar "para estar a derecho", por la jueza de Familia 3 de Paraná, María Eleonora Murga, en una formalidad del juicio que inició su padre, Julio Domingo Aguirre, con el fin de proteger sus bienes y derechos.
El principal sospechoso del secuestro, Miguel Angel Lencina, fue detenido días después del hecho, ocurrido mientras gozaba de una salida laboral de la cárcel de Concepción del Uruguay, donde purgaba una pena por el asesinato de una mujer.
El 6 de agosto de ese año, pocos días después de ser detenido, Lencina apareció ahorcado en la celda de la comisaría 5ª de Paraná, donde permanecía alojado.
La viuda del principal sospechoso, Mirta Chávez, fue condenada en 2007 a 17 años de cárcel, acusada de haber sido quien se comunicó telefónicamente con la familia Aguirre para pedir un rescate de 2.000 pesos.
Durante el juicio, la mujer aseguró desconocer qué había hecho su marido con la adolescente, lo que hasta hoy no pudieron determinar los investigadores.
En 2014, Chávez quedó en libertad condicional por la aplicación de la ley que prevé la reducción de la pena para quien curse estudios mientras se encuentra detenido.
Por su parte, María Inés Cabrol, la madre de la víctima, recorrió varias provincias y países en busca de su hija ante la posibilidad de que Fernanda haya sido víctima de una red de trata, pero esta hipótesis no fue acreditada por la Justicia.
El 11 de mayo de 2010, la mujer murió a los 45 años, en una clínica de Buenos Aires a causa de una enfermedad terminal y sus restos fueron cremados en un cementerio privado de San Benito, donde residía con su familia.
"En cada cara de chica que veo, busco a mi hija", dijo la mujer en su última declaración a la prensa y aseguró que el caso "marcó un antes y un después en el tema de la trata porque se tomó más conciencia del tema".