A comienzos de la pandemia de coronavirus en Argentina, Tandil fue noticia por una iniciativa que conmovió a todos. Es que el hogar para adultos mayores “Reminiscencias” había creado un dispositivo para que los abuelos y sus familiares pudieran verse durante el aislamiento y ahora, tras 500 días separados, permitió que pudiesen volver a verse de manera presencial y emocionaron a todos.
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En Tandil, “los abrazos de plástico” a comienzos de la pandemia hicieron que se hicieran más llevaderos los días de tristeza que imponía la cuarentena obligatoria durante el 2020.
“Siempre buscábamos la forma de que nuestros abuelos se comunicaran con sus familiares, ya sea mediante videollamadas de WhatsApp, audios o fotos. Hicimos un montón de cosas para que el tiempo pase más rápido”, confiesa Anahí Soulié, una de las piezas claves para transitar los 500 días de separación entre los adultos mayores y sus familias.
Indudablemente el miércoles 28 de julio será un día que todos recordarán, y que probablemente nunca se olviden esas caras de felicidad que tenían una sonrisa imborrable. Es que los abuelos del hogar Reminiscencias en Tandil vieron a sus hijos y nietos tras un largo tiempo separados.
Con protocolos estrictos para poder ingresar, Vía Tandil pudo ingresar y vivir desde adentro cómo fue el reencuentro. Charlas, abrazos, risas y videollamadas con aquellos familiares lejanos fue lo que se vio en el hogar de ancianos.
“Estamos a la espera de un gran día. Mañana después de 500 días nos volvemos a abrazar”: así fue el recibimiento a todos los que se acercaban a abrazar después de mucho tiempo a sus familiares, que no contuvieron la emoción y vivieron un momento inolvidable.
La pandemia desde adentro: cómo fue el estricto aislamiento que vivieron los abuelos
Detrás del resultado que consiguió el hogar Reminiscencia hay mucho trabajo. Es que desde que comenzó la pandemia no se registraron casos de coronavirus en el establecimiento, producto de los fuertes controles que establecieron quienes trabajan y cuidan a los adultos mayores ya que sin ellos, no podrían haber logrado este gran resultado.
“Estaban en una cajita de cristal”, reconoce Anahí Soulié, la titular del establecimiento, que con sus palabras expresa cómo trataron a los abuelos y cómo los acompañaron en momentos donde la soledad y la tristeza eran moneda corriente en 2020.
“Ver que nuestros abuelos vuelven a sentir ese abrazo tan cálido que les hacía tanta falta después de 500 días de ver solo un barbijo y dos ojos detrás de un plástico, es una alegría enorme”, agrega la mujer, que reconoce que fue fundamental la confianza que lograron junto a los familiares.
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A la hora de hablar sobre el reencuentro, Anahí no duda: los abuelos y abuelas estaban felices, ansiosos, contentos, a tal punto que algunos no durmieron la noche anterior. “Hicimos un montón de cosas para que el tiempo pase más rápido. Cualquier día festivo era motivo de festejo”, reconoce la mujer que encabezó los cuidados y el acompañamiento durante los momentos más duros de la pandemia de coronavirus.
Madre e hija: reencuentro “esperado y necesario”
Entre tantas historias, hay una que emociona a todo aquel que pisa el hogar Reminiscencias. Es que Catalina, de 92 años, llegó en diciembre de 2019 a la residencia y todo cambió: pocas semanas después se estableció la cuarentena obligatoria y ya no pudo volver a ver a sus hijos.
La hija de Catalina, Nora, de 65 años, confiesa que fueron momentos duros los que vivió antes de tomar la decisión de llevar a su mamá al hogar. Al momento de llevarla jamás había imaginado no verla por más de 500 días sin poder abrazarla y verla.
“Apenas entró el 12 de diciembre se impuso el aislamiento. Nadie imaginaba todo esto y ayer cuando la vi, sin poder abrazarla y sin saber cuánto tiempo más la va a tener, por eso el reencuentro fue esperado, emocionante y necesario”, relata, entre lágrimas, Nora.
A su vez, la mujer de 65 años pidió que las visitas no se suspendan ya que confiesa que tanto tiempo de separación entre los familiares y los abuelos hizo más difícil el día a día de los adultos mayores: “Se estaban muriendo solos y no es justo, espero que no se corte y sigamos dándonos esos abrazos rompehuesos que tanto nos hacían falta”, expresó la hija de Catalina.