La organización de fiestas clandestinas fue uno de los problemas que marcó parte de la primera época de la pandemia de COVID-19, pero esos eventos no desaparecieron. De hecho, la Municipalidad de Rosario interrumpió este sábado un encuentro de 200 personas en un edificio en construcción, un plan que rápidamente llamó la atención de los vecinos del centro.
La inspección de la Secretaría de Control y Convivencia tuvo un resultado llamativo sobre Balcarce al 100. Cuando los agentes ingresaron al predio de la obra, descubrieron que uno de los pisos de la torre se había convertido en un boliche ilegal.
El operativo de desalojo comenzó a la noche debido a las denuncias de ruidos molestos en inmediaciones del paseo gastronómico de bulevar Oroño y barrio Pichincha. Una vez que se retiraron todos los asistentes, la Municipalidad clausuró el acceso al edificio en construcción.
Según fuentes oficiales, el segundo piso se utilizó para una reunión ilegal con música en la misma zona de la ciudad donde funcionan boliches y bares nocturnos de la talla de Switch y Crema. En primera instancia no trascendieron denuncias penales ni otras acciones legales por el evento.
¿Cómo fue la fiesta clandestina en un edificio en construcción de Rosario?
Entre otros detalles que dejó el operativo municipal, los organizadores de la fiesta electrónica clandestina de Balcarce al 100 habían armado dos barras en el edificio en construcción. Junto con los equipos de sonido llevaron copas de cristal, cajas de bebidas alcohólicas y un barril de cerveza.
El secretario de Control y Convivencia de Rosario, Diego Herrera, remarcó que el evento ilegal no sólo provocó molestias por el rudio de la música. El principal problema es que los asistentes fueron a una obra sin finalizar, un lugar de alto riesgo, de acuerdo a la evaluación de las autoridades locales.