La solidaridad siempre es un atributo para destacar y sobre todo si se trata de toda una vida basada en ella. Esa es la historia de Cristina Cordero, quien a sus 73 años no baja los brazos y sigue organizando movidas solidarias para sus vecinos.
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Vivió en tres barrios distintos y en todos organizó pequeñas comisiones para formar merenderos, concretar objetivos y asistir a quienes lo necesitaban. “Toda mi vida me dedique a esto”, comienza diciendo Cristina, que actualmente vive en Los Chapones, a Vía Córdoba.
“Años atrás vivía en la Villa 17 de octubre, ahí ya comenzamos con acciones para los vecinos. Después me fui a vivir a Argüello, en donde nos reunimos con un grupo y comenzamos a trabajar para el barrio. Además, junto con mi hermana, abrimos una copa de leche ‘Luz y Amor’, donde le dabamos de comer a 135 niños”, comenta.
Su trabajo en Los Chapones
El fallecimiento de su única hija mujer la llevó a dejar todo en barrio Argüello -incluso su casa y su merendero- y mudarse a los Chapones, un asentamiento ubicado sobre avenida Libertad al 800, en la ciudad de Córdoba. “Después de la muerte de mi única hija mujer se me dio vuelta el mundo”, recuerda.
Al mudarse, el sentimiento de compromiso y solidaridad volvió a encontrarla, y formó una pequeña comisión informal para asistir a quienes lo solicitaran. “Cuando vinimos a Los Chapones me encontré con una vecina que tenía a su mamá muy enferma en Perú y necesitaba traerla. En esta zona no había ninguna persona que pudiera encargarse de esto, entonces decidimos juntarnos con los vecinos y hacer un evento solidario, vender rifas y demás, para poder lograr que el viaje se concrete”, detalla.
“Desde ese momento, comencé a involucrarme con los vecinos de Los Chapones; que cuando nos mudamos, esta zona no tenía nombre, pero un evento del municipio nos obligó a identificarnos y ahí surgió ‘Los Chapones’, porque esta zona estaba toda cerrada con chapas, nadie sabía que existíamos nosotros hasta que empezaron a hacer los edificios”, reflexiona.
Logro conseguido: la casa para cada familia
Ante el avance de las constucciones de edificios y la posibilidad de un ferry urbano, los vecinos fueron acotando cada vez más su espacio. Pero, tras años de lucha, lograron que cada familia pueda ser ubicada en una vivienda container que se ubicará en barrio San Javier.
“Desde el 2010 luchamos para tener una vivienda. Somos 33 familias que tenemos la posibilidad de irnos a una casa propia, que cuente con luz y agua”, detalla Cristina. Según lo pactado, este sería el último año de los vecinos en Los Chapones, ya que en 2022 se mudarán al barrio antes mencionado.
Un último Día del Niño
“Mi deseo era festejar el último día del niño en Los Chapones. Entonces, le dije a mi hijo menor ‘No me quiero ir de acá sin haberle hecho una celebración a los niños’ y él me dijo que lo ibamos a lograr”, comparte. Así comenzó la movida para que una decena de niños y adolescentes celebren su infancia por adelantado.
Gracias a la ayuda de su hijo menor quien organizó el evento, Cristina logró recaudar juguetes y alimentos para los más pequeños de la zona. “Gracias a Dios y a todas las personas que han colaborado con él, logramos conseguir todo. La más grata sorpresa fue el accionar de mi hijo que se cargó el evento al hombro y lo pudimos lograr. En él veo que todo lo que hice en mi vida da frutos en mi hijo”, cuenta emocionada.
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Juguetes, chocolate caliente y criollos completaron la tarde de una decena de pequeños que celebraron su último Día del Niño en Los Chapones, el pasado domingo. “Cada niño se fue con un juguete. No queríamos que ninguno se fuera sin algo”.
Una vida comprometida
Ante la pregunta de qué la motiva a seguir moviéndose por los demás, Cristina compartió: “El bienestar de los niños y de los adultos mayores es la prioridad, y es lo que se ha olvidado en este tiempo. Hay muchos niños que se crían a la deriva, y hay un flagelo social terrible”.
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En este sentido, agradeció a quienes siempre la ‘ayudaron a ayudar’ y dijo: “A mí no me impide la edad y tengo gente que me apoya y me ayuda en todas las acciones que se me ocurran. Mientras yo puedo, ayudo, y si no puedo, me muevo para que alguien pueda resolverlo”.