Un anciano sanjuanino, identificado como Marcelo Rodríguez, fue víctima del "cuento del tío". Según publicó el diario digital Tiempo de San Juan, delincuentes llamaron a su teléfono celular para avisarle que su hijo se había accidentado y necesitaba 40 mil pesos para que supuestamente lo trasladaran a una clínica privada. El hombre cayó en el engaño, entregó la plata y terminó descubriendo toda la estafa a las pocas horas.
La víctima tiene 79 años, es viudo y vive en la localidad de Chimbas. Justamente este último martes estaba en su casa cuando, sin escrúpulos, los malvivientes utilizaron la salud de su hijo para sacarle plata. En principio le dijeron que acaba de tener un accidente de tránsito y hasta uno de los sujetos se hizo pasar por el joven. "Hola, papá…Me he quebrado entero las piernas y los brazos", le exclamaron desde el teléfono.
Rodríguez dio por hecho que se trataba de su hijo Pedro y se preocupó. Desde el otro lado el estafador le decía que había protagonizado un siniestro con el hijo de un intendente y que estaba internado en el Hospital Rawson, pero que lo iban a trasladar a un sanatorio privado. "Si tenés plata, dale a este hombre", oyó el abuelo. Además un presunto médico exigía que la llamada siguiera conectada con la intención de que el damnificado no se comunicara con otra persona.
"No me dejaron pensar. Y lo primero que pensé que era cierto, me puso nervioso y me asusté. No me iba a poner a dudar con la salud de mi hijo. Me pedían 35.000 pesos. Pero ahí me dijeron que consiga 5.000 más para que lo atiendan mejor. Era para el ingreso a la clínica, me dijeron. Yo le dije que me iba al hospital, pero me respondieron que me quedara tranquilo", expresó Rodríguez.
Finalmente los ladrones pasaron por su casa a buscar el dinero. El supuesto gerente apareció en su domicilio, en moto, y pidió los 40 mil pesos, para luego desaparecer. El ex comerciante descubrió que todo se trataba de una mentira cuando apareció su hija. “Ella me dijo que había hablado con mi otro hijo. Ahí me di cuenta que todo eran macanas. Me dio mucha bronca ¿pero qué iba a hacer?”, expresó el abuelo.