La situación familiar que atraviesa Mauro Icardi atraviesa un punto crítico: según reveló Juan Etchegoyen, el futbolista acumula una deuda que supera millonaria en concepto de cuota alimentaria y obra social para sus hijas Isabella y Francesca.
La magnitud del monto generó sorpresa tanto en el ámbito mediático como en el público general. Aun tratándose de una figura millonaria del fútbol, la cifra es insólita por el volumen que representa en un contexto de obligación paterna.

Esta deuda coincide con un creciente distanciamiento con Wanda Nara. Según Etchegoyen, las niñas llegaron a bloquear a su padre en WhatsApp, al haber observado que sus pertenencias —ropa, juguetes, objetos personales— estaban siendo utilizadas por los hijos de Eugenia, en Turquía.
La conductora y ex pareja de Icardi ha denunciado públicamente la deuda en reiteradas oportunidades, pero recién ahora se dimensiona la verdadera magnitud del reclamo monetario. “Es una locura de dinero”, resumió el periodista al informar sobre la cifra acumulada, la cual alcanza los 450 mil dólares.

La batalla entre ambos sigue escalando judicialmente, con cruces de acusaciones y reclamos que se hacen públicos con frecuencia. El foco mediático del conflicto refuerza la tensión familiar, que sigue presente más allá de las canchas.
Este conflicto no solo refleja un fracaso económico en el cumplimiento de la responsabilidad parental por parte de Icardi, sino también un vacío afectivo creciente hacia sus hijas. No basta con medir la obligación en dólares; lo emocional está cada vez más fracturado.

El contexto de este reclamo se enmarca en una sociedad donde las figuras públicas enfrentan escrutinio extra por sus responsabilidades privadas. En este caso, la falta de respuestas del delantero del Galatasaray suma más tensión a un episodio que ya parece irreversible.