El barrio de Coghlan aún no sale de su asombro. El 20 de mayo de 2025, una obra de remodelación en una vivienda reveló un secreto que llevaba enterrado 41 años: los restos de Diego, un adolescente que había desaparecido en 1984. La casa, que en el pasado fue habitada por Gustavo Cerati, pertenecía a la familia de Cristian Graff, apodado “El Jirafa”.
Quién es Cristian Graff
Graff, hoy electricista y vecino del barrio, tenía 18 años cuando Diego desapareció. Eran compañeros en la ENET N° 36, unidos por la cercanía de sus casas y la pasión por las motos.
Según el testimonio de un excompañero, el día de su desaparición Diego habría dicho que iba “a lo de un amigo”, y ese amigo sería Graff. En la escuela lo recuerdan como un joven tímido e introspectivo.
El hallazgo ocurrió de manera fortuita: al romper un caño maestro, los obreros removieron tierra y encontraron restos humanos. En un principio, se especuló que podían pertenecer a una antigua iglesia o que la tierra había llegado de otro lugar, pero el capataz fue tajante: “No te traen un cuerpo entero en un camión de tierra”.
Por qué lo señalan como sospechoso
La investigación, encabezada por el fiscal Martín López Perrando, apuntaría a Graff, luego de que un excompañero que vive en el exterior lo mencionara en un grupo de WhatsApp y lo vinculara directamente con la víctima.
La Justicia evalúa llamarlo a indagatoria por homicidio, aunque la defensa podría alegar la prescripción del caso.
La pregunta persiste, flotando sobre el barrio: ¿qué pasó aquel 26 de julio de 1984 y cómo pudo el secreto permanecer oculto durante más de cuatro décadas? Por ahora se espera más información en las próximas horas sobre el caso de Diego.