La investigación por los abusos sexuales en el Instituto Antonio Próvolo, de Luján de Cuyo, por parte de curas a menores hipoacusicos se torna cada vez más aberrante. Cada paso que se da en la investigación revela un nuevo detalle escabroso.
En las últimas horas se presentó a declarar una víctima que no lo había hecho e hizo referencia a una muerte, que presuntamente fue tapada por personal de la institución, y al conocimiento por parte de docentes de los abusos sexuales y físicos a los que eran sometidos los menores.
El abogado querellante, Oscar Barrera, dijo que este joven brindó "un testimonio realmente muy duro, claro y que confirmó dudas que nadie había explicado como él. Corroboró la connivencia entre los distintos imputados. Esos no son hechos aislados que cometía uno u otro en forma independiente, sino que había conocimiento, relaciones entre todos los involucrados".
Pero hay al menos seis personas que estaban al tanto de los abusos, que aún no fueron imputadas pero lo serán en las próximas horas o días. "Incluido el personal docente del Próvolo. Hay que ver con este relato por dónde se continúa la investigación", agregó Barrera y dijo que la víctima habló de personal del colegio y de otras monjas además de Kosaka Kumiko.
El joven de 20 años, que no es oriundo de Mendoza, viajó exclusivamente para brindar su testimonio. Detalló que lo abusaron tantas veces -con acceso carnal- que ya no recuerda la cantidad. Dijo que era atacado sexualmente, luego lo ataban, lo golpeaban hasta que se desvanecía y cuando despertaba lo volvían a vejar.
Y hay otro dato en su declaración. La víctima contó que vio cuando un compañero que caminaba por el techo cayó al suelo y murió al instante en 2004. Como él lo vio, el cura Nicola Corradi (82) lo castigó para que no dijera nada apartándolo del resto de sus compañeros y dejándolo encerrado algunos días sin comida. En ningún documento de los revisados por las autoridades existe constancia del deceso de este alumno.