Si a principios de año el Gobierno planteaba escenarios de “mínima” y “máxima” para llegar a las elecciones de medio término, el panorama actual perforó hasta las hipótesis más pesimistas.
Lo hace envuelto en denuncias de corrupción no aclaradas, con una serie de derrotas legislativas que laceran su gobernabilidad, y una economía estancada a la que tuvieron que ponerle el tubo de oxígeno para que el precio del dólar no termine de hacer explotar la inflación, cuyo control es el principal activo del oficialismo.
Para más, el final de esta “campaña preliminar” de cara a las elecciones legislativas del domingo en la provincia de Buenos Aires, obligó al presidente Javier Milei a volverse a las corridas de un viaje relámpago a Estados Unidos. La idea era que en medio de la veda electoral, Milei copara el centro de la escena mostrando reuniones con empresarios y luego todo el show adicional de una visita a su expareja Fátima Flórez nada menos que en Las Vegas. Sin fútbol y con los medios vacíos de información, esas fotos y videos hubiesen cooptado muchos minutos reforzando la imagen presidencial antes de la apertura de las urnas.
Pero la política, la “blanca” y la “opaca”, hicieron lo suyo, la economía colaboró y la estrategia fue a la basura.
Milei tuvo que animarse y presentarse en un terreno hostil como el partido bonaerense de Moreno para cerrar la campaña y allí le imploró a quienes lo acompañan a que el domingo vayan a votar. Habló de un “empate técnico” y que, por lo tanto, cada voto era importante. El problema de esas evaluaciones –en caso de ser ciertas- es que se hicieron sobre personas que sí van a participar y la gran incógnita para este domingo es el nivel de ausentismo.
Los ciudadanos de la provincia de Buenos Aires deberán elegir la conformación de la legislatura local y los concejos deliberantes de cada municipio. Es una elección que la juegan los intendentes, quienes vienen trabajando desde hace muchos meses y tienen dispuesto el aparato para garantizarse sus electores.
Sebastián Pareja, armador de La Libertad Avanza en el distrito, sabe que no contará ni con un taxi, ni con un remis para movilizar a sus votantes. Milei y sus candidatos tendrán que pelear voto por voto y luego fiscalizarlos.
¿Por qué una elección de concejales tomó tanta trascendencia? Porque el discurso de la campaña se nacionalizó y el resultado será una firme señal de lo que puede suceder en octubre cuando se elijan legisladores nacionales.
Allí se juega el partido de fondo, dado que el oficialismo necesita sumar fuerzas para la segunda etapa del Gobierno, donde no podrá eludir la discusión por las reformas estructurales de fondo: previsional, impositiva y laboral.
Entonces, el mercado espera esta primera imagen de unos 14 millones de argentinos que van a ratificar si están dispuestos a seguir soportando el ajuste, que promete ser más duro aún, o darán macha atrás. Analistas y politólogos coinciden es este escenario. Si LLA gana o la diferencia en contra es escasa, habrá respaldo. Si la diferencia a favor del peronismo es no mayor a 5 puntos, también se considerará un buen resultado. En cambio, si ese margen es entre 5 y 10 puntos habrá dudas y, en caso de ser mayor a 10 puntos, todo será cuesta arriba para la Casa Rosada.
La pelea con los gobernadores, a partir de la ambición política del ala que encabeza Karina Milei de ir por todo en cada provincia, generó una puja impensada meses atrás que le produjo a Milei un hilo de derrotas legislativas durísimas. En Balcarce 50 están convencidos de que la situación se va a encarrilar después de octubre por un “triunfo arrasador”, que por estos días no se ve tan claro. Esta es otra hipótesis que se pone en juego el próximo domingo.
A este panorama se le agregó la economía. Un mal cálculo por la eliminación de las LEFI disparó un nivel de desconfianza inesperado que aceleró la dolarización pre electoral y obligó al Ministerio de Economía vender dólares para frenar su escalada. Una “intervención” en un gobierno “libertario”. Contradicción pura. Pero en este caso primó el pragmatismo y ante la necesidad política se arriaron las banderas y patearon “fuerte y al medio”.
Con el añadido de la suba de tasas, la consecuencia es el estancamiento de la actividad que provoca una desazón en amplios sectores de la población.
El combo justifica el “parar y ver” de los grandes inversores, pero también de las empresas locales y los medianos y pequeños emprendedores que ante la incertidumbre eligen no arriesgar potenciando el círculo vicioso.
El lunes todos tomarán decisiones intentando descifrar que dicen las urnas, porque se define en buena parte que rumbo tomará el país.