Rufino fue protagonista de una historia que causó una profunda angustia y que dejó secuelas de por vida, pero al menos ya pudo volver a su casa, con su familia, en Saldán, esperando la Navidad, ya que fue dado de alta tras luchar por su vida, en el Hospital de Niños de Córdoba.
El pequeño de tan solo dos años perdió su brazo derecho al meterlo en un secarropas que funcionaba aun con la tapa abierta, en un accidente que casi le costó la vida, a fines del mes pasado.
Ahora, ya fuera de peligro, el niño recibió el alta médica y volvió con los suyos, que saben que ahora tienen todos una ardua tarea por delante.
Tras largos días en internación, Rufino experimentó una rápida mejoría y su madre lo cuenta así: “fue sorpresiva, nos avisaron a último momento y pudo volver a encontrarse con sus hermanos”, relató a El Doce.
“Por momentos tiene berrinches medios raros, pero me dijeron que con el tiempo se van a ir”, comentó la mamá, mientras resalta que el pequeño no ha perdido la sonrisa ni las ganas de jugar con sus dinosaurios.