Samuel Alejandro Rodríguez Delgado es un venezolano de 17 años que hace ya cuatro se mudó a la provincia de Córdoba por la inestabilidad económica y la crisis en Venezuela. Gracias a la ayuda de una familia cordobesa, encontró un futuro mejor y su vocación: la natación.
En diálogo con Vía Córdoba, el adolescente contó cómo fue la dura transición desde su antiguo hogar a la nueva realidad, qué significa el deporte y los altibajos que padeció en ese proceso. Por último, dejó un mensaje para futuros deportistas que sueñan con alzar la bandera de su país.
La primera brazada que ya lleva unos cuantos kilómetros en el agua
La pasión por la natación empezó en las playas venezolanas, donde Samuel jugaba a buscar monedas en la orilla del mar. En ese contexto, se encontró con un grupo de personas que entrenaban y lo que empezó como una prueba ahora es un objetivo y un estilo de vida.
Sin embargo, la dura economía de Venezuela hizo que la comida faltara en el hogar de los Rodríguez y el padre, Elvis, emigró en busca de un mejor futuro para su mujer y sus dos hijos. En Venezuela, era ingeniero de procesos de una prestigiosa empresa alimenticia. La compañía fue tomada por el Gobierno venezolano y “cerró”, resumió en pocas palabras.
Por entonces, la familia atravesaba un muy buen pasar económico e, incluso, era dueña de un resort en la paradisíaca isla Margarita. La travesía de la familia comenzó cuando el entrenador de Samuel, Olavo Dos Santos, dijo que el niño no podría avanzar como atleta en Venezuela. “Tenía una mala alimentación, estaba muy delgado, no estaban las condiciones”, detalló Elvis.
Por eso, su padre viajó a Argentina el 2 de noviembre de 2018, dejándole un permiso a su mujer para que pudiera emigrar con sus hijos. Una prima lo recibió en Córdoba, mientras la familia ya pensaba en el reencuentro.
Aquel niño que dejó entre lágrimas a parte de su familia y amistades, llegó a la capital cordobesa el 5 de noviembre de 2019. Luego de dos años de trabajo, esfuerzo y sacrificio, Elvis, Samuel, Estilista y Sofia (madre e hija, respectivamente) se reencontraron y fundieron en un fuerte abrazo.
En paralelo, el padre de la familia consiguió una beca deportiva y estudiantil en el Jockey Club y eso le permitió seguir con su sueño. Desde ese entonces, Samuel entrena bajo la tutela de Claudio Biagioli, hermano de la nadadora cordobesa con larga trayectoria olímpica, Cecilia, e integra un “gran grupo humano” de profesionales.
Los altibajos emocionales en la formación de los deportistas
Sin embargo, todas las monedas tienen dos caras y los primeros dos años de Samuel fueron los más difíciles porque más allá de la falta de una alimentación específica y la llegada a un terreno desconocido, su madre no estuvo con él esos 24 meses.
“Cuando ella llegó, empecé a sacar mis mejores resultados”, recordó emocionado Samuel, quien contó que se “deprimió” unas cuantas veces entrenando. No obstante, pudo recuperarse de ese bajón anímico y desde su experiencia dejó un mensaje.
El mensaje de Samuel Rodríguez, el niño que dejó su país en busca de ser un nadador profesional
Desde su experiencia, Samuel quiso dejar un mensaje de aliento para aquellos adolescentes, niños y niñas que anhelan y se esfuerzan por alcanzar la meta de ser profesionales en el deporte que sea.
“No es nada fácil al principio no conseguir resultados y eso te frustra y cuesta muchísimo, pero con el tiempo los resultados llegan”, cerró el adolescente que sueña con representar al país que lo vio nacer y al que lo adoptó.
Cómo es la vida de Samuel Rodríguez en Córdoba, entrenando por sus sueños
A las 6 de la mañana, Samuel desayuna, toma su bici y empieza a pedalear para llegar puntual a su entrenamiento. Tras una hora de ejercicios en el gimnasio, el adolescente de 17 años continúa con dos a tres horas en la pileta.
Luego, vuelve a su casa para almorzar, dormir una pequeña siesta y retomar la actividad a las 15.30. El reloj marca el inicio de otras dos horas en el agua. Finalmente, el estudiante que va a sexto año le dedica el resto de la jornada a sus actividades escolares virtuales del Instituto Saúl Taborda.
La beca estudiantil y deportiva en el Jockey encajaba muy bien en la vida de Samuel. Sin embargo, el correr de los meses y la carga de los entrenamientos hizo que los horarios chocaran entre sí. Por eso, ahora cumple con sus estudios de manera virtual y cuando puede, va a las instalaciones ubicadas en Obispo Moscoso y Peralta al 2.552.
Estar en el podio y levantar dos banderas: el deseo de Samuel
“El deporte es un estilo de vida que requiere mucho tiempo y esfuerzo, y un buen trato con los compañeros de equipo y el entrenador”, manifestó Samuel sobre qué es la natación para él. En tanto, explicó que el buen diálogo ayuda a que la actividad no sea “sofocante o deprimente”.
El joven sueña con poder representar a su país con honor y gloria en torneos y juegos olímpicos. No obstante, su mayor deseo es subirse a un podio y levantar la bandera vinotinto y albiceleste . “Venezuela es mí país, pero Argentina es el que más me ayuda”, explicó.
“Entreno día a día con todo mí esfuerzo para llevar muy alto la bandera del Jockey y la de Córdoba porque me dieron la oportunidad de formarme como un hombre de bien y un deportista”, reveló el adolescente que percibe la gloria y honor de los argentinos en el ambiente.
Samuel se sorprendió y agradeció el recibimiento y la calidez del cordobés
A lo largo de la charla, Samuel expresó su gratitud con los cordobeses que lo recibieron y acompañaron desde el primer día que pisó la provincia. “El equipo de Claudio y la gente me trató como uno de ellos sin conocerme y lo agradezco bastante”, reconoció.
“El cordobés es alguien bastante amable. Me aceptaron como uno más a pesar de ser un extranjero que no conoce nada de los argentinos ni de sus costumbres”, cerró el incipiente nadador acerca de las personas que lo acompañan en su día a día hace casi cuatro años.
