Ezequiel Cabrera, el adolescente que fue atacado por una patota y cayó al túnel de Plaza España, volvió a hablar y contó cómo es su día a día. Mientras aguarda que la obra social le autorice la prótesis que necesita para su cabeza, el joven ya se volvió a cruzar con algunos de los agresores de esa noche trágica.
“Estoy esperando la prótesis para poder operarme y volver a la normalidad”, señaló el muchacho agredido en la madrugada del pasado 9 de abril, en diálogo con El Show del Lagarto. “Antes del accidente, yo iba al colegio, salía e iba a trabajar y después iba a entrenar. Volvía a mi casa recién a la noche”, explicó en relación a esa normalidad.
En cuanto a su estado de salud actual, Ezequiel indicó que ya terminó con los tratamientos médicos y con los medicamentos, y aclaró que solo toma una pastilla anticonvulsiva. “No puedo estar quieto: salgo a andar en bici, hago un poco de actividad física, me entretengo”, comentó, al tiempo que remarcó: “Es difícil esta normalidad porque toda mi vida anduve a mil y ahora estoy encerrado entre cuatro paredes”.
En relación a este transformación en su rutina diaria, el chico de 17 años consideró que “fue un abrir y cerrar de ojos”. “Mi vida cambió totalmente, pero no queda otra que adaptarse”, dijo. Y reflexionó: “No me molesta porque que yo esté acá hoy es un milagro...yo podría haber quedado con parálisis, parapléjico, sin poder caminar ni nada”.
Cómo sigue su vida
En reiteradas oportunidades, Ezequiel se mostró ansioso por la llegada de la prótesis para así poder volver al colegio, terminar el secundario y poder empezar a estudiar una carrera universitaria el año que viene. “Ahora estoy haciendo un curso de Programación pero cuando termine el colegio quiero estudiar Ingeniería en Sistema”, aseveró.
El cruce con algunos de los agresores
En cuanto a las personas que lo atacaron hace exactamente dos meses, el adolescente confesó que se volvió a cruzar con algunos de ellos. “Me crucé a uno cuando fui a comprar ropa con mi papá. Es una persona mayor, tiene arriba de 20 años. Me miraba y no me dejaba de mirar, creo que sentía culpa porque me veía la cicatriz y agachaba la cabeza”, recordó.
“También me crucé al que inició la pelea en la que yo me metí para separar, que hasta el día de hoy sigue su vida normal a pesar de que todos lo hemos identificado. La Justicia está al tanto de esta persona, también es mayor y tiene todas las causas habidas y por haber”, reveló Ezequiel.