La pandemia de coronavirus desnudó aún más las carencias de diferentes personas y familias en la ciudad de Córdoba. A lo largo de estos más de 60 días de aislamiento social, preventivo y obligatorio desde Vía Córdoba hemos intentado reflejar la mayor cantidad de iniciativas solidarias que se llevan adelante para palear esta situación.
Desde Organizaciones No Gubernamentales, instituciones, comedores hasta personas en solitario han intentado buscar la manera de acercar un plato de comida, una frazada o elementos necesarios para poder afrontar la cuarentena. Es que en esta situación también hay que tener en cuenta que una gran cantidad de trabajadores informales han pasado a estar en un situación complicada por la imposibilidad de salir a trabajar.
En este nuevo informe buscamos actualizar algunas de estas iniciativas e incluso contar la situación de algunas que no han sido reflejadas y que incluso están tratando de colaborar.
Banco de Alimentos
Desde el Banco de Alimentos de Córdoba sorprenden los números que se manejan y los cambios que se produjeron desde el inicio de la cuarentena. "Pasamos de asistir a 26 mil personas a 80 mil. Antes los niños comían en los comedores, ahora se entregan los módulos alimentarios y se amplía el grupo familiar, comen todos de ahí", indica Griselda Luna Olmos, coordinadora general.
Y agregó: "Acá en el Banco apenas arrancó la pandemia empezamos con una campaña de recaudación de fondos y nos permitió juntar dinero para compra de alimentos, que canalizamos con Caritas, y otra parte para máscaras".
Entre los aspectos positivos que pudo destacar Griselda es que en este tiempo continúan con el recupero de alimentos al que se sumaron nuevos donantes. Incluso los donantes habituales también realizaron aportes extraordinarios.
"Al principio estábamos re asustados porque no teníamos alimentos y hoy estamos desbordados. Pero por otro lado tenemos a 200 organizaciones en lista de espera. Atendemos a 233, a lo que se suman eventuales por algo particular o que hacen colectas y que vienen al Banco", comentó.
Y remarcó: "Necesitamos seguir con la captación de fondos porque tenemos alimentos, pero necesitamos mantener la estructura".
Por último Griselda también a punto a la necesidad de seguir sumando voluntarios que los ayuden con el reparto de las viandas o módulos alimentarios. "Somos 14, tenemos 30 pedidos por día a 30 organizaciones, son unos 24 mil kilos que tienen que mover tres personas que se encuentran en el depósito", explicó.
Los interesados pueden contactarse a través de la pagina web del Banco o las redes sociales.
OMAS
Otra de las organizaciones que continúa con la lucha y afrontando la cuarentena es la asociación civil Organización de Mujeres Argentinas Solidarias (Las Omas). "Antes de la cuarentena solamente hacíamos el bolsón una vez cada 15 dias para las 286 familias habituales. Ahora a ese número se les sumaron unas 90 familias más", con esas palabras Alida Weht, presidenta de la asociación, cuenta la realidad que están viviendo.
"Tenemos habitualmente 286 mujeres que participan de los cursos, a partir de la cuarentena no pudieron empezar y nos mantenemos en contacto por Whatsapp, pero tenemos cuatro actividades que siguen en pie", remarca antes de comenzar a enumerarlas
Es allí donde reside una de las grandes noticias que se pueden sacar como positivas en medio de la pandemia. "Uno de los proyectos que se impulsó es la fabricación batas barbijos botas cubre calzado y cofias. Algunas mujeres ya trabajaban fabricando estos estos insumos hospitalarios, a partir de la pandemia tuvieron mayor demanda y con las Omas pensamos que podíamos incorporar a mujeres en estas tareas", comentó a Vía Córdoba.
La producción arrancó con barbijos convencionales, pasaron a realizar barbijos tricapa, unos reforzados, hasta llegar a unos de excelente calidad. "Le vendimos unos 10 mil a Renault y nos van a comprar 5.000 más. Incluso nos recomendaron con sus proveedores", comentó entusiasmada Alida. En esta tarea hay abocadas unas 41 familias, entre las que producen barbijos, batas y las encargadas de los cortes.
Entre toda esta producción también hay un fuerte protocolo de higiene y seguridad para que los productos salgan con la mayor calidad. "Incluso hay médicos que nos compran de forma particular los insumos", destaca Weht.
Esto a su vez generó otra buena noticia, el empoderamiento de las mujeres que forman parte del proyecto."Eso ha mejorado la economía familiar, sumó al empoderamiento porque las mujeres se convirtieron en proveedoras del hogar. Están en un nivel competitivamente alto. Incluso los demás miembros de la familia también se suman a esta tarea", precisó la presidenta de Omas.
Aún así, eso no termina de cubrir todas las carencias y necesidades que se presentan en esta época. Es que Weht puntualizó: "Hemos tenido bastantes casos de violencia y casos que saltan a la luz por la convivencia. Estamos en contacto con el Polo de la Mujer, pero están difíciles esos casos. No tenemos donde ubicarlas pero están casi en situación de calle".
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Si bien intentan cubrir la mayor cantidad de necesidades, las mismas se multiplicaron. "Necesitamos de todo, es una situación desesperante. Hay familias en emergencia alimentaria que venden su ropa o hasta su lavatorio para poder comprar comida", se lamentó.
Y agrega: "Es muy extremo. En este momento todo viene bien. Lo mas extremo es los alimentos. También nos sirven las lanas para poder hacer frazadas. Hay mucho pedido de alimentos, de ropa de cama, de ropa".
Aún así desde Omas también continúan, como se dijo, con la entrega de módulos alimentarios a familias. A su vez, el grupo Trapos mantiene la entrega de paquetes de 10 kilos de trapos a la empresa Coca-Cola, aunque aquí también hubo un descenso en la producción ya que los trapos provienen del "cirujeo". "Pudimos armar 200 kilos, por lo general estamos en 400 o 500", indicó Alida.
La Luciérnaga
La Fundación La Luciérnaga está por cumplir 25 años, en todo este tiempo jovenes de diferentes sectores de la ciudad de Córdoba vendieron la revista en las calles de la capital. Desde marzo todo se vio paralizado por el decreto de aislamiento social, preventivo y obligatorio.
"Antes del aislamiento estuvimos trabajando tomando todas las medidas de higiene, incluso en el servicio de comedor comunitario y tomamos todas las medidas como el distanciamiento e higiene de manos", arrancó comentando Florencia Molina, trabajadora social del área social.
Pero todo cambió cuando se decretó el aislamiento, en ese momento decidieron cerrar durante los primeros 15 días, pero luego se encontraron con que la cuarentena se extendía. "Eso implicó no poder vender la revista. El mayor problema es que los chicos son de zonas periféricas y necesitan trasladarse hasta el Centro. A eso se le suma que hace días hay paro de colectivos", explicó Florencia.
En este sentido la fundación debió reconvertir alguna de sus prestaciones. Es que los colaboradores no van al comedor sino que el comedor va a los chicos. "Estamos trabajando una campaña de donación de alimentos y dinero. Con eso armamos bolsones y los entregamos en la casa de los chicos que trabajan con nosotros para garantizarles un plato de comida", destacó.
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A su vez, desde el área social buscan brindarle acompañamiento a los chicos para que accedan a los beneficios que otorga el Estado como puede ser el ingreso de emergencia o la tramitación del DNI. Es que no todos estos jóvenes tienen acceso a Internet o un teléfono celular para poder realizar estos trámites.
A medida que la cuarentena se extendía, desde la Fundación se fueron encontrando con nuevos desafíos. "Nos paso que nos encontramos con mucha gente en situación de calle. Estamos viniendo tes veces a la semana para recibir donaciones y para el armado de los bolsones. Eso implico que mucha gente en situación de calle se acerque a pedir asistencia. Incluso gente de los barrios de donde son los chicos también les preguntaron", enfatizó Florencia.
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Y agregó: "Creo que esta pandemia puso en evidencia la situación de vulnerabilidad absoluta de los grupos familiares y la importancia que tienen las diferentes organizaciones no gubernamentales".
Y si hablamos de reconversión, no solo desde la Fundación tuvieron que iniciar nuevos mecanismos, los mismos chicos que trabajaban vendiendo la revista también debieron cambiar sus fuentes de ingreso. "La no venta de la revista implicó que los chicos tengan que ver cómo resolver la economía básica. Muchos han vuelto a practicas anteriores (siempre han tenido algún tipo de practica laboral como la venta ambulante de estampitas, agujas, repasadores, medias) y han vuelto a eso solamente que dentro del territorio en el que viven", comentó Florencia.
Y agregó: "Nos ha pasado también que hay algunos pibes que ahorrando se habían podido comprar una moto, entonces uno está haciendo delivery con las aplicaciones. También nos pasó que otros han sido padres en el medio de la cuarentena".
Desde la Fundación largaron una campaña de donación de alimentos no perecederos y de dinero para continuar colaborando y haciéndole frente a la pandemia. Los interesados se pueden comunicar al teléfono 0351 468-1059, en los horarios de 9.30 a 13.30 de martes a jueves. También reciben donaciones en la cuenta bancaria que se puede ver en la publicación de Facebook.