Cecilia Todesca no descartó aumentar las retenciones en medio de una pregunta sobre cómo desanclar el precio de los alimentos en el mercado local del incremento global.
“No tenemos tantas herramientas y tenemos que usar todo lo que tengamos”, dijo. Y agregó: “apostamos por el diálogo” con los exportadores para que garanticen el abastecimiento del mercado interno.
Sus palabras llamaron a un alerta entre productores y exportadores que ya habían recibido con malos ojos los dichos de la diputada kirchnerista Fernanda Vallejos sobre que en la Argentina “tenemos la maldición de exportar alimentos”.
La suba de los granos provoca en el gobierno kirchnerista un sentimiento ambiguo: por un lado crece la ansiedad por la posibilidad de que lleguen más dólares a las reservas del Banco Central y más pesos al Tesoro para contribuir a llenar el déficit fiscal. Por el otro, preocupación, por el impacto inflacionario.
La unión que representan los precios de los productos de exportación con los del mercado local lleva más de un siglo y desde hace más de 70 años que se intenta resolver el problema con la aplicación de retenciones a las exportaciones para contener los precios internos.
El kirchnerismo sigue considerando como “maldición” el hecho positivo que implica la suba de los productos que se exportan para un gobierno que tiene cortado el financiamiento externo y que está cruzado por la escasez de divisas.
Hoy las exportaciones de soja están gravadas en 33% y para subirlas se requiere el voto del Congreso. El trigo y el maíz pagan 12% y podrían subirse hasta 15% por decreto.
Se trataría más como una posible necesidad fiscal que antiinflacionaria. Y, como opinó el ex ministro de Economía Hernán Lacunza en twitter, “el que va a subir retenciones no lo preanuncia, lo publica en el Boletín Oficial. Si lo preanuncia es porque quiere acelerar la liquidación de cosecha en un balance cambiario estresado”.
El mercado, además, comenzó a tomar nota de las predicciones del profesor de Yale Stephen Roach sobre el futuro del dólar a nivel global para este año.
Según Roach, recién comienza a sentirse la debilidad de la divisa estadounidense como consecuencia de la fuerte emisión que dispuso la Reserva Federal en el intento de mantener activa la economía de los Estados Unidos.
Y pronosticó una caída del dólar del 35% hasta fin de año frente al resto de las divisas del planeta.
También pronosticó un derrame de dólares sobre los mercados de las economías emergentes aunque la Argentina, por ahora, no es elegible.