"Poner un oído en el pueblo será para nosotros estar dispuestos a aprender de esa sabiduría de la fe popular y escuchar el grito del pobre en unísono con el grito de la madre tierra. Ya no podemos temer de ponernos al lado del pobre, del vulnerable, del pequeño. Es el lugar que Jesús eligió; ese es el lugar que él nos asignó, nuestro lugar". Fueron algunas de las frases del obispo diocesano, monseñor José Melitón Chávez, recordando al beato monseñor Enrique Angelelli (asesinado en La Rioja en 1976). Las manifestaciones las realizó en el acto de la ordenación episcopal de monseñor José Luis Corral SVD, obispo coadjutor de la diócesis, que se realizó en el Centro de Convenciones de Añatuya.
Presidió la ceremonia monseñor Chávez, y fue concelebrada por el cardenal Luis Héctor Villalba, obispo emérito de Tucumán, y monseñor Carlos José Ñáñez, arzobispo de Córdoba. Además participaron una veintena de obispos y un gran número de sacerdotes del clero local.
Entre los obispos presentes se encontraba el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina y obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea; el arzobispo de Salta, monseñor Antonio Cargnello; el arzobispo de Tucumán, monseñor Carlos Sánchez; el obispo de La Rioja, monseñor Dante Braida; el obispo de Santiago del Estero, monseñor Vicente Bokalic CM; y el obispo prelado de Humahuaca, monseñor Pedro Olmedo.
Según la Agencia Informativa Católica Argentina, en su homilía, monseñor Chávez hizo referencia a la cita: “Vayan y anuncien el Evangelio”, mandato que “lo podemos palpar hoy en el acontecimiento que celebramos”. Seguidamente, dio la bienvenida a los obispos presentes y especialmente al nuevo obispo coadjutor, su “familia religiosa”, la congregación del Verbo Divino, y sus familiares y amigos. “Añatuya te acoge como padre y hermano para seguir caminando juntos en la dulce y confortadora tarea de evangelizar”, le dijo.
Mas adelante el obispo hizo referencia a su estado de salud, que le impide desarrollar su tarea con normalidad: “Por eso recibo con inmensa gratitud el don de este hermano que el Santo Padre ha querido proveer para retomar con fuerza y entusiasmo este camino. Una ayuda, un hermano, un compañero de misión”. Y señaló el acontecimiento como “señal providente de lo que Dios nos pide en estos tiempos de Iglesia: caminar juntos”.