Nahuel Rivero duerme con su mamá, papá y cinco hermanos en dos camas del pequeño hogar en la comunidad Chané de Tuyunti, cerca de Aguaray. El espacio está hecho de palos de madera, paredes de adobe y cubierta de bolsas de plástico negro para que no se inunden cuando llueve.
Adentro de esta casa solo hay espacio para unos estantes, y algunas sillas donde apoyan cosas. El techo además es de chapa, y comparten el baño exterior con el resto de la familia de su mamá que vive en el mismo terreno. En total, son 14 personas contando a todos sus tíos y primos. El pequeño Nahuel tiene sus sueños muy claros: tener una bicicleta para ir a la escuela, una computadora para estudiar y por sobre todas las cosas, más espacio para él y sus hermanos.
Su papá Carlos se encarga de trasladar a Nahuel y sus hermanos en la bicicleta del abuelo para que estudien en la escuela de Aguaray a 3 kilómetros de distancia. A causa de la pandemia, Carlos empezó a buscar changas que solo le alcanzaban para comprar la comida, puesto que la demanda de trabajo bajó.
El año pasado, en agosto empezó a trabajar en la huerta. Antes podría trabajar en la cosecha de manzanas a Río Negro y luego a la moraleja de limón, pasando hasta seis meses fuera de su hogar, al punto que a veces sus hijos más chicos no lo reconocían al volver. Aquellas personas solidarias que deseen ayudar a Nahuel a cumplir sus sueños de tener un hogar para toda su familia pueden comunicarse con Fermín Delettieres, de los hermanos franciscanos al +54 9 11 6683-8719, o directamente donar en la cuenta CC$ 154-009795/6.