Dos meses después de la última condena a Tania Rostro, este martes prosperó el pedido de elevación a juicio de la causa contra una empleada municipal denunciada como cómplice del narcotráfico en Rosario. “Tengo que hablarte de Nuevo Alberdi”, le advirtió a la madre de la líder en una de las escuchas telefónicas.
Carolina Alegre tiene 50 años y trabajaba en la órbita de la Secretaría de Desarrollo Humano y Hábitat. Según la fiscal Valeria Haurigot, aprovechó esa labor para compartir información reservada sobre la investigación de la organización vinculada a la venta de drogas, homicidios, usurpaciones y balaceras en la zona norte.
Durante la audiencia preliminar en el Centro de Justicia Penal, el juez Florentino Malaponte aceptó el pedido para abordar la acusación contra la supuesta empleada infiel en un debate oral y público. El MPA pide una condena a 2 años de prisión condicional y el doble de tiempo de inhabilitación para ocupar cargos públicos o realizar tareas vinculadas a esa actividad.
De acuerdo a la evidencia recabada por la Fiscalía Regional de Rosario, Alegre no formaba parte de la banda de Tania Rostro. Sin embargo, las autoridades detectaron indicios de su colaboración. Bajo esta hipótesis la imputaron por violación de secreto oficial en concurso ideal con incumplimiento de sus deberes como funcionaria de la Municipalidad.
Fuentes judiciales recordaron que la acusada participaba de las mesas de coordinación territorial en Rosario. En esos encuentros se analizaba la situación de los barrios más violentos y se planificaban desde allanamientos hasta operativos de las fuerzas de seguridad.
La madre de Tania Rostro y la “mala lengua” de la banda de “Lichi” Romero
“Se viene toda una movida con Nuevo Alberdi. Después te voy a contar bien para que lo hables con tu cercanía”, advirtió Carolina Alegre el 10 de junio mientras hablaba por teléfono. Del otro lado la escuchaba Beatriz Gunsett, condenada como parte de la banda de Tania Rostro en la zona norte de Rosario.
La conversación que grabaron los investigadores revela una relación estrecha entre la madre de la jefa de la organización y la empleada municipal. Mientras evitan hablar directamente del tema ante la sospecha de que la línea estaba pinchada, la primera empieza a quejarse de la “mala lengua” que la incrimina.
Gunsett le apunta con nombre y apellido a la “nuera” de un miembro de la banda de Hernán “Lichi” Romero. “Acá no hay nada raro. Siempre me ha querido boicotear la misma policía, que le pasa informes a Seguridad Comunitaria”, dijo sobre su trabajo en los comedores de Nuevo Alberdi.
Aunque mencionó allanamientos u operativos, Alegre confirmó que estuvo en una mesa de coordinación territorial. Luego de ese encuentro, le advirtió a su interlocutora: “Están mirando todo y tienen direcciones. Hay que tener ojo. Después fijate si hay algún número que podamos hablar, está complicado”.