Mediante el Departamento de Estado, desde Estados Unidos dieron a conocer su postura en relación al pedido de juicio político de Alberto Fernández en contra de la Corte Suprema, que podría tratarse en las próximas sesiones extraordinarias.
“Seguimos la situación institucional entre el Gobierno argentino y la Corte Suprema de Justicia. Nosotros creemos necesario que todos los protagonistas institucionales de la Argentina respeten a la democracia y a la separación de poderes”, señalaron desde el entorno de la Subsecretaría de Asuntos del Hemisferio Occidental.
El Departamento de Estado, que encabeza Antony Blinken, recibe información de manera periódica acerca de los sucesos de América Latina y otras partes del mundo. Fue así que recientemente se le notificó la decisión que había tomado el mandatario argentino.
Fue el 1° de enero, antes de viajar a la asunción de Lula en Brasil, que Fernández comunicó la solicitud del juicio político al titular de la Corte Suprema, Horacio Rosatti, “para que se investigue su conducta en el desempeño de sus funciones”.
En Estados Unidos ya estaban cuestionando lo que sucedía en Buenos Aires y la mirada se puso mucho más crítica luego de algunas declaraciones del mandatario nacional y el envío al Congreso del proyecto.
Esta postura se suma a la de, por ejemplo, la Asociación por los Derechos Civiles (ADC), que a través de un comunicado expresó su “preocupación” por el hecho y consideró “inadmisible” juzgar a los integrantes del Máximo Tribunal por sus sentencias.
También un conjunto de organizaciones internacionales representativas de magistrados manifestaron su preocupación por este conflicto y, en distintos comunicados, reclamaron respetar la “la división de poderes y la independencia del Poder Judicial”.
Cómo está la relación entre Argentina y Estados Unidos
La relación con Estados Unidos se mantiene tensa desde aquella visita que hizo Alberto Fernández a Moscú, tres semanas antes de que iniciara la guerra con Ucrania.
Otro de los pasajes que no fue bien tomado por la Casa Blanca fue la reivindicación que hizo el Presidente sobre el Partido Comunista Chino cuando viajó a Pekín previo a los Juegos Olímpicos. También lo repitió en el marco de la reelección de Xi Jinping como su Secretario General.
Asimismo, no miran con buenos ojos la relación que mantiene con gobiernos como los de Venezuela, Nicaragua y Cuba. Esto suma a la frustrada invitación a Washington, que fue suspendida en julio pasado y que no pudo reprogramarse.