A una semana de la estampida humana en Seúl que terminó con 156 víctimas fatales que festejaban Halloween, miles de personas se reunieron en la plaza de Gwanghwamun, ubicada en la capital de Corea del Sur, para exigir la dimisión del presidente Yoon Suk-yeol.
A pesar de que no recibieron autorización para llevar a cabo el encuentro, los organizados convocaron a mostrar su respeto y protestar contra el “Gobierno irresponsable” en un tramo de la avenida Sejong entre la monumental puerta de Namdaemun y las cercanías del Ayuntamiento de Seúl.
El acto estuvo convocado por Chodbul haendong (Acción con velas), una asociación liberal que bebe del espíritu de las protestas que entre 2016 y 2017 llegaron a reunir a más de dos millones de personas en Seúl para pedir la dimisión de la entonces presidenta Park Geun-hye. En octubre ha coordinado protestas semanales para pedir el cese del también conservador Yoon Suk-yeol, cuya tasa de aprobación está en torno al 35 % según los últimos sondeos.
A lo largo de la tarde miles de personas (al menos 50.000, según los organizadores) fueron uniéndose al acto, plagado de canciones y discursos en recuerdo de las víctimas de la tragedia que tuvo lugar en el barrio de Itaewon hace exactamente una semana, portando velas y carteles que rezaban “Yoon Suk-yeol dimisión” y “Dimitir es guardar luto”.
“Es terrible que el Gobierno no pueda proteger la vida de nuestros jóvenes, terrible”, contó a EFE un empleado de banca de 56 años que pidió permanecer en el anonimato.
A apenas unos 300 metros de la vigilia, decenas de personas seguían haciendo cola para depositar un crisantemo y hacer una reverencia ante el altar colocado en honor de las víctimas frente al Ayuntamiento.
A la medianoche de este sábado concluye el luto nacional de una semana día declarado tras la tragedia.
Cómo se produjo la estampida humana
El pasado sábado al menos 100.000 personas visitaron el barrio de Itaewon para celebrar Halloween y el tumulto que se formó en un estrecho callejón que conecta una avenida principal con una concurrida zona de bares acabó dejando 156 muertos y 33 heridos graves.
En diálogo con la BBC, Nuhyil Ahammed, un informático de 32 años que estaba entre la multitud contó lo sucedido: “La gente empezó a empujar por detrás, era como una ola, no se podía hacer nada. Aunque estuvieras parado, alguien te empujaba por detrás y por delante”, recordó.
Y agregó: “La gente se asfixiaba, gritaba... se apretujaba... se caía... había demasiada gente. Yo estaba en el escalón viendo cómo sucedía todo, la gente dando sus últimos respiros... Me sentí impotente al ver a esas personas asfixiándose”.
La policía surcoreana ha recibido duras críticas esta semana tras saberse que los servicios de emergencia recibieron once llamadas desde unas cuatro horas antes de que se produjera la tragedia y que no actuaron.
Tras la tragedia el Gobierno central ha admitido además la ausencia de protocolos en el país asiático para evitar el desastre en grandes eventos que no cuentan con un organizador y prometió que impulsará cambios regulatorios.
**Con información de EFE**