La historia que hizo suspirar a millones de espectadores en todo el mundo llegó a su fin. El verano en que me enamoré, la serie de Prime Video que convirtió los amores de verano en un verdadero fenómeno global (y a los triángulos amorosos con hermanos incluidos también), llegó a su final y tuvo un ganador (si podemos decirle a eso ganar).
Lo que comenzó como una “serie para adolescentes” terminó atrapando a mujeres millennials y a toda una generación que encontró en sus personajes el reflejo de los dilemas del amor que recuerdan a otras historias como Vampire Diares, dos hermanos luchando por el amor de la misma chica.
Team Conrad vs. Team Jeremiah: un debate que dice mucho de vos
La gran pregunta que atraviesa a las fans es clara: ¿Conrad o Jeremiah?. Y, según la psicóloga Lara Ferreiro, autora de ¡Ni un capullo más!, la elección revela rasgos de personalidad.
- Conrad: reservado, melancólico y apasionado. Representa el “amor imposible” que genera adrenalina. Suele atraer a quienes buscan intensidad, incluso a costa de sufrir.

- Jeremiah: el hermano confiable, estable y comunicativo. Encarna el apego seguro, ideal para quienes priorizan equilibrio y respeto, aunque no está libre de errores: también mostró inmadurez y dependencia emocional.

“Es el eterno dilema entre la pasión que te hace sufrir y el amor que te da calma”, explica Ferreiro. Una tensión que la serie explota al máximo para mantener a los fans divididos.
De qué trata El verano en que me enamoré
Basada en la trilogía de Jenny Han (A todos los chicos de los que me enamoré), la historia sigue a Isabel Belly Conklin (Lola Tung), quien pasa sus veranos en la ficticia Cousins Beach junto a los hermanos Fisher: Conrad (Christopher Briney) y Jeremiah (Gavin Casalegno).
- La primera temporada presentó el clásico flechazo adolescente.
- La segunda sumó un drama familiar con la enfermedad de Susannah, la madre de los Fisher.
- La tercera y última entrega eleva la tensión: Belly, enamorada de Conrad desde los 10 años, parece dispuesta a casarse con Jeremiah.

Aunque nació como literatura juvenil, la serie logró lo impensado: 25 millones de reproducciones en sus dos primeros episodios de la temporada final, según datos de Prime Video. Su público mayoritario, de acuerdo con la firma Luminate, son mujeres de entre 25 y 54 años.En redes sociales, especialmente en TikTok, las teorías, debates y recreaciones de escenas acumulan miles de visualizaciones. La pasión es tan intensa que la propia plataforma debió pedir calma: “La serie no es real, pero los actores sí”, publicó Prime Video en tono irónico.