Ningún argentino o futbolero olvida lo que ocurrió el 25 de junio de 1994, durante el Mundial de Estados Unidos. Diego Maradona fue escoltado por Sue Carpenter al término del triunfo 2 a 1 ante Nigeria para realizarse el control antidóping y sería el principio del fin.
La normativa FIFA estipula que las enfermeras deben esperar a los jugadores sorteados para la prueba de la línea de cal para afuera. Pero Carpenter ingresó y todo parecía augurar el peor final. El Diez, con la ilusión de todo un país detrás, lejos de asustarse le agarró la mano y fue rumbo a su destino.
“Viva Argentina, viva Maradona”, habría dicho la enfermera apenas alcanzó al capitán de la Selección Argentina. Era la elegida como auxiliar de control junto con otras tres mujeres.
Horas después, se supo que en el examen se encontró efedrina, una sustancia prohibida que hacía dar positivo el antidóping y automáticamente lo dejaba sin jugar en la Copa del Mundo. “Me cortaron las piernas”, dijo Pelusa poco tiempo después.
Lo que pasó después es conocido, el equipo de Alfio Basile quedó muy mal anímicamente y cayó ante Bulgaria y Rumania en los partidos siguientes, volviéndose de la cita mundialista en octavos de final. Diego estaba impecable físicamente y parecía que podía tener su mejor Mundial, hasta que sucedió lo que todos, al día de hoy, siguen lamentando.
La protagonista de esta imagen que recorrió el mundo tenía 33 años en aquel momento y terminó quedando como una de las villanas de esta historia. Hoy tiene 61 y se desempeña como especialista de fertilidad asistida en el Centro de Medicina Reproductiva de Atlanta