Por Javier Firpo
"Hacedor de proyectos", así se presenta Maximiliano Cesto, director de "La pasión de Toto", comedia entre dramática y sentimental, que mañana se estrena en el Teatro de la Comedia y que de alguna manera habla del amor al club, a los colores y a la camiseta.
Estamos en el año 1925. en un conventillo en la Boca, frente a la Bombonera, donde se sitúa “La pasión de Toto”. Allí una familia apasionadamente boquense sueña con ver al pequeño Fermín debutar en las inferiores del club de sus amores, pero ese deseo se obstaculiza por el médico personal de Don Toño -el patriarca-, que siendo simpatizante de River visita asiduamente a la familia y conversa con el jovencito para que cambie sus colores. Aquí surgen los tironeos, el amor por la camiseta, las pasiones y también las lealtades... ¿o deslealtades?
“Considero que es todo un logro poder llevar adelante y concretar un hecho artístico como es una obra de teatro”, dece en tono soñador Cesto, que actuó en “El centroforward murió al amanecer”, “La pelota se mancha” y una reciente versión de “Hamlet”, de la que también fue adaptador y productor.
"Decidí dejar un tiempo a Shakespeare y encontrarme con Eduardo Grilli, autor de esta comedia sentimental, para hacer un cambio de frente. Eduardo, a quien elegí para que la escribiera, supo interpretar mi propuesta y pudo plasmar en su guión este proyecto con tinte popular", grafica Cesto, quien hace doce años debutó como actor en el auditorio de la propia cancha de Boca, abajo de las tribunas, y hoy es un empleado de planta permanente del club xeneize. "El disparador material de 'La pasión de Toto' o mi musa, como me gusta decirlo, fue mi participación en un curso que lanzó Boca Juniors sobre la historia del club y de su barrio". Allí fue donde se imagino todo lo que mañana será realidad. El argumento de la obra, tal vez por la resignificación de los clubes sociales y por el valor utópico que adquieren en estos tiempos, invita a pensar en "Luna de Avellaneda", relación que Cesto no rechaza de cuajo. "Sinceramente en el proceso de creación nunca se me cruzó la película de Campanella, pero si analizamos la temática de ambas, claro que tienen algunos puntos de encuentro como el valor de la identidad y el sentido de pertenencia que generan los clubes", reflexiona este intérprete que desborda fútbol por sus poros y que se reconoce un fundamentalista de Román Riquelme.
En tiempos crispados, en los que resulta imposible que convivan teatro y clima futbolístico, Cesto redobla la apuesta... y el optimismo. “Busco vincular al público futbolero con el arte, y hacer que el teatro haga un esfuerzo para llegar al pueblo. Además de hacer conocer los orígenes del club de mi vida, también es un cálido homenaje a los grandes jugadores que construyeron la historia grande en Boca”, dice este teatrista que lleva al hincha dentro. ¿A quién está dirigida la obra? “Apunta al público apasionado por su barrio y por su club y si bien tiene como eje a Boca, los valores que se muestran podrían referirse a cualquier club de barrio”.