Por Santiago Puddington
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"Tuve que decidir adónde irme porque acá ya no aguantaba más". Era el año 1978 y Gustavo Santaolalla, después de mirar mucho el mapa, ponía el dedo sobre California: la dictadura lo obligaba a partir. Con un disco en la valija y cientos de interrogantes, el músico apostaba todo en la ruleta del destino. Su carrera había empezado algunos años antes con Arco Iris y de un momento al otro daba un vuelco que lo transportaría, tras un derecho de piso de casi una década, hacia la elite de la música internacional aunque no arriba del escenario, sino dentro de los estudios de producción.
Parece mentira que algo tan frío como un número pueda poner en marcha tantos sentimientos. Sin embargo el dorsal 50 estampado en la historia del rock nacional causó un nuevo volantazo en la vida musical de Santaolalla quien, ya como una estrella respetada en todo el universo de los acordes, busca nuevamente un desafío pero ahora con él como protagonista. “Esto es algo muy especial porque nunca había hecho esto de tener una banda y salir con un proyecto con mi nombre”, le cuenta a La Razón, desde Los Angeles, sobre su show “Desandando el camino” (30 de septiembre en el Teatro Coliseo), en el que presenta toda la música que compuso en su carrera, pero que no pudo presentar jamás por su alta carga laboral como productor. “Quiero que se conozcan esas canciones”.
¿Creés que no te conocen?
Sí, pero de manera difusa. Tengo fans de distintas etapas, muchos hoy me tienen por la música de juegos y otros me tienen de los Oscar que gané, y otros algo se acuerdan de Arco Iris. En el primer recital que hice (en junio), muchos se acercaron para conocerme más y no sabés cómo se engancharon. Es muy lindo lo que pasa, estoy entusiasmado con esto. También se viene una gira por Latinoamérica.
¿Y por qué te importó tan poco tu carrera solista en tu trayectoria?
No sé si es tan así, creo que me ocuparon otras cosas. No es que no me importara pero dediqué mucho de mi vida a ayudar a otros. Me siento descubridor de muchos artistas y ayudé a conectar a otros tantos. Obvio que siempre a partir del talento de ellos, pero creo que ayudé a poner en el mapa a muchos: desde Molotov y Julieta Venegas hasta La Vela Puerca y Bersuit... Yo cuando hice mis discos sabía que no los iba a poder presentar porque estaba muy ocupado, acordate que también tuve un sello discográfico y se fue quedando lo mío atrás. Creo que llegó el momento de mostrarlo. Ojo, nunca viví de la nostalgia, no vivo de dos temas que vuelvo a tocar todo el tiempo, siempre busco cosas nuevas que me saquen de la zona de confort y correr riesgos, pero es un momento de mi vida en el que hace falta ver cómo llegué hasta acá y a través de las canciones es una buena manera de hacerlo. Tengo muchas canciones grabadas y otras sin grabar y me gustaría que se conozcan.
¿Antes no te interesaba ser frontman?
En Bajofondo somos tres, pero sólo no. Siempre me interesó la cosa de la banda, tengo el rol de frontman ahora, pero todo se balancea con el resto de los músicos y estoy cómodo. Esto es algo muy singular, no sé si hubo otros músicos que hayan hecho algo así.
¿Cuándo decidiste este volantazo?
Cuando se cumplieron 50 años del rock nacional y se reeditó en vinilo el primer álbum de Arco Iris, que para mí es muy importante porque ahí está mi parte de productor y de músico, la mezcla de todo lo que hago. Y volver a eso fue muy movilizante, me conectó con esa música. Al mismo tiempo cuando compuse la música de la obra musical “El laberinto del fauno”, de Guillermo del Toro, me tocó cantar a todos los personajes y eso me demostró todo lo que puedo hacer, pude mejorar mi registro y encontrar matices. Entonces, después de tantos años de ir caminando para adelante me quise frenar y ver todo lo que pasó hasta acá y salió esta mezcla. Es el momento ideal para hacerlo. Obvio que sigo haciendo otras cosas como la música para el documental de Eric Clapton, Bajofondo y demás.
Te gusta la multiplicidad de proyectos...
Sí, de todas maneras creo que también esto de mirar para atrás me hizo dar cuenta que hubo cosas que ya hice suficiente, como para darle un descanso. Por ejemplo ya hice la producción de más de 100 discos. No voy a dejar de hacerlo pero ya será de una manera más puntual, voy a ser más selectivo porque ya lo hice mucho y quiero tener tiempo para dedicarme a otras cosas y abrir un frente para revisar mi obra y que se conozca todo lo que hice. Para eso tengo que aflojar con algo.
¿Sos bueno para decir que no?
Sí, porque muchos no saben a todo lo que le digo que no. Hay muchas cosas que descarto, por suerte no me arrepiento de ninguna de las cosas que rechacé.
¿Es fácil trabajar con vos?
Sí, si te gusta trabajar, sí. Si no te gusta, no. Porque yo soy obsesivo y perfeccionista. De todos modos aprendí que ser demasiado perfeccionista te lleva a fracasar, pero no creo que sea difícil trabajar conmigo, con los Tacuba hace 25 años que estoy y todos tienen una personalidad fuerte. Me gusta eso, gente que trae ideas nuevas y busca desafíos. A veces es al revés: a mí me resulta difícil trabajar con artistas porque en general no son gente que dice a todo que sí y para poder laburar con ellos tenés que ganarte su confianza. Hubo proyectos que para mí eran difíciles porque a muchos la inseguridad los mata y entrás en un terreno donde todos están perdidos.
¿Y ahora como solista te dejás manejar?
Sí, siempre pregunto y consulto con los que están a mi alrededor. Todo tiene un porqué y busco la mirada de muchos. Me gusta ver opiniones de otros.
Se viene tu cumpleaños el sábado próximo. ¿Cómo te llevás con la edad?
Bien, lo llevo bien. Igual sigo amando la “inexperiencia”. Me gusta porque te hace tomar otros caminos, por eso me gusta laburar con gente joven, yo sigo cumpliendo años y me sigue gustando ese camino que uno no debería tomar cuando tiene sesenta y pico. No sé si eso es mantenerse joven pero creo que eso de la juventud es un estado de ánimo más que una cuestión física. Más que nada hoy que a través de la física cuántica conocemos que el cuerpo está dividido en el físico y la energía y esa energía se mueve de otra manera. Yo estoy más en contacto con esa energía.
¿Nunca dudás de eso?
No, para nada. Estoy convencido, la creación misma es una confirmación de ese mundo energético. Hay muchas cosas que pasan que no percibimos. Cuando componés no sabés cómo eso sucede, ahí está la energía, son momentos en los que te dejás llevar.