El estreno de la tercera temporada de 'Stranger Things' el pasado 4 de julio está dando mucho que hablar. En esta nueva entrega de la exitosísima serie de Netflix, los protagonistas ya no son niños: están en plena adolescencia, y por eso uno de los temas que se abordan es el de la sexualidad.
El noviazgo de Eleven y Mike que genera celos en Hopper, padre de la niña sobrenatural, la relación entre Max y Lucas, o la supuesta novia que Dustin conoció en sus vacaciones son algunas de las historias que predominan. Pero uno de los nuevos personajes se encarga de introducir en la serie ambientada en los '80 el tema de la homosexualidad.
Robin, interpretada por Maya Hawke, es una adolescente de la preparatoria Hawkins que trabaja en la heladería Scoops Ahoy, dentro de un centro comercial, con Steve Harrington. Con su actitud altanera, sarcástica, sabelotodo y frontal, Robin se ganó rápidamente los corazones de los fans.
Entre Robin y Steve se percibe cierta tensión sexual, y en algún momento comienza a haber química. Un día, ella le confiesa que en la secundaria estaba obsesionada con él, y antes del final de temporada, Steve le declara su amor.
Sin ambargo, Robin le aclara que le atraen las mujeres, y que en realidad ella sentía celos porque la joven que le gustaba estaba enamorada de él. La paradoja es que es precisamente el mujeriego y homofóbico Steve quien se enamora de una lesbiana e incluso la apoya.
Otra teoría indica que Will, quien fue huésped de las entidades del Upside Down, también sería gay. El joven es el único que no consigue adaptarse a la nueva etapa. Durante una discusión, Mike lanza una frase reveladora: "no es mi culpa que no te gusten las chicas". Además, en la primera temporada, su madre le cuenta al alguacil que el padre del muchacho lo molestaba por ser "sensible" y hasta "lo llamó marica".