Una mujer de Cipolletti viajó a Ucrania como voluntaria para colaborar con la sociedad que fue víctima de la invasión rusa iniciada el 24 de febrero de 2022. Los primeros meses del conflicto, miles de familias fueron separadas, quedaron en la calle o murieron tras los bombardeos.
El mundo entero se paralizó con las imágenes de la invasión rusa a Ucrania, una guerra que parece no tener fin. Ante esta situación, miles de ciudadanos de diferentes países decidieron viajar a la región gobernada por Volodímir Zelenski.
Actualmente, el clima que se vive en Ucrania es muy complejo. Muchas ciudades quedaron completamente destruídas ante los bombardeos, niños huérfanos sin alimentos, elementos esenciales para abastecerse y la inseguridad constante por el miedo a perder la vida en cualquier momento.
La historia de Natalia Peña, la voluntaria argentina que viajó a Ucrania
Pese al peligro que implica estar en Ucrania, la mujer de Cipolletti, Natalia Peña, decidió pedir licencia en su trabajo y tomar rumbo hasta Varsovia, en Polonia, el aeropuerto más cercano al país invadido.
Cabe recordar que las rutas aéreas quedaron suspendidas en Ucrania, por lo que sólo se puede entrar vía tierra después de un largo recorrido que puede durar varios días.
En diálogo con LMNeuquén, Peña contó que conoció que existía un programa de voluntarios llamado “Una primavera para Ucrania”, para viajar al territorio desamparado y llevar ayuda humanitaria.
“La idea es ir un mes y ayudar en lo que uno sepa, o quiera. En mi caso, soy maestra jardinera y voy a trabajar con los niños que quedaron desamparados, pero también si me tengo que sumar a la reconstrucción de viviendas lo haré”, reveló Natalia.
Es la primera vez que Peña viaja a una zona de conflicto para llevar ayuda humanitaria. En otras oportunidades se fue a lugares como misionera evangelizadora. Pero, como nunca colaboró en una guerra, realizó un curso para aprender cuestiones básicas, como saber reconocer las sirenas de bombardeos aéreos, dónde resguardarse, de que forma evacuar, aprender a moverse y a tener aspectos en cuenta ante un potencial enfrentamiento.
El martes por la noche, la mujer de Cipolletti voló hacia Polonia y el miércoles aterrizó en Varsovia. Es muy difícil conseguir algún transporte, pero la argentina pudo tomar un colectivo que la llevó hasta la frontera.
“Actualmente vivo en Chichinales con mi familia y trabajo en el jardín de infantes independiente N° 65, donde tomé licencia. Mis papás y mis hermanos siempre me apoyaron y acompañaron en esto, y saben que es peligroso porque es zona de guerra”, explicó.
El camino que recorrerá la joven comenzará en la ciudad de Leópolis y seguirá en Kiev, la capital ucraniana. En total son 19 argentinos: médicos, enfermeros, docentes, albañiles y más profesionales que se ofrecieron a ayudar.
Algunas de las tareas que deben hacer los voluntarios son: repartir alimentos, ropa, construir casas y asistir a las personas, en especial a los niños. Por eso, Natalia expresó que, como es docente, quiere llevar un poco de alegría a los más chicos.
“Llevo varias cosas para jugar, también caramelos, chupetines, globos, fibras y mi traje de payaso, pero sobre todo mucha esperanza en este momento tan difícil. Quiero que utilicen el arte para distraerse”, relató la rionegrina.
Después, la voluntaria dijo:”voy porque nos necesitan. Porque sé que si eso nos pasara a nosotros, me gustaría que vengan a ayudarnos también. Es un programa abierto a cualquier persona que quiera colaborar, no hay que ser de la iglesia. Todos los gastos los pagamos a pulmón. En mi caso recibí ayuda de amigos y familiares y también organicé actividades para juntar el dinero para el pasaje y la estadía. Nadie me regaló nada”, declaró.
Por último, Natalia dijo que regresará a la Argentina la última semana de octubre. Ella espera poder colaborar con los ucranianos y darles un poco de alegría ante tanto sufrimiento que les toca vivir.