La pandemia ha trastocado la vida de todos, sin distinción de edad ni condición. Bajo estas circunstancias, la rebeldía propia de la adolescencia , a veces no es tal, son necesidades para el desarrollo de una psiquis sana, un imperativo propio de una etapa de desarrollo y crecimiento emocional.
Sobre estas y otras cuestiones Vía Tres Arroyos dialogó con el Psicólogo Sergio Di Giacomo para analizar la situación de los adolescentes durante la pandemia y su relación con los padres.
“En primer lugar hay que diferenciar la pubertad de la adolescencia - inicia Di Giacomo - : la pubertad tiene más que ver con los cambios físicos y orgánicos, en cambio la adolescencia afecta más las cuestiones emocionales y sicológicas, donde el adolescente necesita estar presente en el otro, no ya en el otro como familia sino en el otro social”.
“La pandemia en principio, marca un problema frente a todo esto. La cuarentena te indica que ‘no hagas esto que vos necesitas hacer’.”
“De ahí la diferencia con otros rangos etarios. El adolescente necesita de los otros, de sus amigos, de sus novias o novios, está en un momento en que necesita trabajar y explorar su cuerpo y no pueden hacerlo porque los gimnasios o ese tipo de actividades están cerrados”.
“A rasgos generales, aunque debería tomarse caso por caso, muchos adolescentes han tenido trastornos o desorganización del sueño, angustia, desanimo, tristeza por algún proyecto que quedó trunco, desanimo respecto al futuro y por las expectativas inconclusas”.
“Son tristezas reactivas en términos neuróticos. Reactivas porque evidentemente algo está ocurriendo y es sicológicamente comprensible. Ahora el caso por caso implica la especificidad, la singularidad de cada quien, donde un adolescente te puede decir " si yo me quedo en mi casa estoy tranquilo, me siento bien, he descubierto algunas cosas o me he dedicado a tal otras.”
Sin embargo hay distintos tipos de comportamiento.
“Claramente hay adolescentes que les cuesta el lazo social, y se sienten más inhibidos por salir y por el encuentro con el otro, y en ese caso la pandemia obra como diciendo, bueno me tengo que quedar adentro porque afuera hay peligro”, lo cual no les resulta conflictivo.”
La relación de los adolescentes con los padres durante la pandemia
“La relación con los padres también se vuelve problemática – expresó Di Giacomo y continuó- El adolescente necesita cambiar de otro, que en un principio son los padres, la familia y los más cercanos a ese “sujeto niño”.
“Durante la adolescencia ese otro pasa a ser los su grupo de pares y esto sin pandemia trae conflictos porque quieren salir, porque llegan tarde, porque necesitan y se encuentran con los límites de los padres”.
“Con pandemia hay adolescentes que se cuidan más y tienen miedo, pero muchos otros son más lanzados y se ponen en riesgo, por lo cual los padres se ponen en esa situación de cuestionarles todo “dónde estás, que estás haciendo, cuando venís”
“Lo extraño de la pandemia es que mi hijo, mi amigo se puede tornar en un extraño o un enemigo, es decir, alguien que me trae el virus a mi casa. Hay una serie de ansiedades, angustia y miedo en los padres que a veces el adolescente lo percibe o a veces traen conflictos internos en la familia”.
Sugerencias para los padres
“Los límites siempre son tranquilizadores. Los padres deben animar al adolescente que no debe abandonar su subjetividad ni su singularidad, es decir, a pesar de la pandemia, tienen que seguir haciendo cosas que le gusten, música, cocinar o lo que cada uno lleve internamente”.
“Claramente es difícil porque hay una hiperpresencialidad de los padres en la casa por lo que, la lupa de los padres esta puesta constantemente en sus hijos y a veces aumenta demasiado, por lo que uno ve en todo momento las fallas o los problemas y se desatan los conflictos”.
“Ni que hablar de la privacidad que se ve totalmente trastocada, los adolescentes requieren privacidad y sus padres están permanentemente en la casa”.
“Durante esta pandemia la sugerencia es que: hay que poner límites pero a su vez dejar que el adolescente pueda seguir haciendo las tareas que marcan su singularidad”.
“Por supuesto cuidarlos en todo sentido, animar a aquellos que están más inhibidos y retener a aquellos que están más lanzados”.