El Hospital Gomendio de Ramallo fue noticia hace algunos días luego de que dos tanques de agua destruyeran al caerse parte del techo. Puntualmente, el sector más afectado fue el de odontología, donde se tuvo que suspender incluso la atención por los destrozos.
Lucas Reyik, el administrador del nosocomio, salió enseguida al cruce y responsabilizó a la anterior gestión radical. "Estas son las consecuencias del trabajo mal hecho", denunció.
Los tanques, uno de 1000 litros y el otro de 1500, estaban repletos y por su peso vencieron el concreto. El agua avanzó sobre los consultorios y pasillos extrenos, y afectó también a la guardia. "Estaban apoyados sobres dos perfiles nada más. Anteriormente había un solo tanque, pero como no abastecía la cantidad instalada, se colocó otro más sobre la misma estructura. Eso fue en octubre del 2015, sin hacer ningún cálculo", refirió al portal Ramallo Informa.
“Cuando se hacen las cosas mal, o directamente nunca se hicieron, pasa esto. Si hubiera sucedido un día de semana, podría haber desatado una tragedia. Por suerte ahora el techo está arreglado y bien hecho, pero nos deja pensando respecto de cómo se invirtieron los fondos”, insistió Reyik.
Hace casi dos meses el efector también estuvo en el ojo de de la tormenta por una cesárea trunca. Suspendieron la intervención en pleno quirófano porque no había agujas para la anestesia y se justificaron diciendo que no tenían cotización.