Hace algunas semanas, en el pequeño poblado santafesino de San Jerónimo Sud, en el departamento San Lorenzo, comenzaron a circular imágenes de tinte pornográfico creadas con un programa de edición, sobre mujeres residentes de la localidad, por medio de la red social Telegram.
Según consta en la causa iniciada, son más de 20 las damnificadas, que en su mayoría iniciaron la denuncia para que la situación se investigue. Al ser un pueblo de pocos habitantes, no pasó mucho hasta que las sospechas se dirigieran hacia un vecino del lugar.
Es que tras un allanamiento iniciado por la denuncia de una de las víctimas, los investigadores volcaron sus sospechas a la pareja de la misma y secuestraron seis teléfonos celulares, dos pendrives, una notebook, 29 CDs y DVDs, una cámara de fotos y cinco archivos de memoria. El hombre tiene antecedentes penales por distribución y circulación de material pornográfico y su esposa denunció que algunas imágenes trucadas eran distribuidas por su teléfono, que a priori creyó hackeado.
¿Qué sucederá si se confirma que las imágenes pornográficas son trucadas?
La situación es compleja a nivel legal, ya que las denuncias fueron presentadas sin imágenes, videos ni material que de cuenta o soporte lo que se denuncia, lo que hace pasible que la demanda se rechace por falta de pruebas.
Por otra parte, si la investigación revela que las imágenes no son de mujeres reales, sino de montajes, no constituiría un delito a nivel penal, aunque sí podría corresponder un resarcimiento de la órbita civil. Mientras tanto, las víctimas sostienen que “el que está consumiendo esa página, no sé si está mirando tanto si la cara coincide con el cuerpo”.
El fiscal de San Lorenzo, Aquiles Balbis, comanda la investigación que intentará determinar la responsabilidad de la creación de imágenes de contenido sexual y la divulgación de las mismas a través de la aplicación de mensajería.