La investigación por el crimen de Nelson Saravia, ex jefe de la barra de Newell’s asesinado en octubre de 2021, desencadenó una serie de allanamientos con resultados comprometedores para miembros activos y retirados de las fuerzas policiales. Entre ellos, el comisario retirado Alejandro Franganillo, quien fuera jefe antidrogas de la Policía provincial 15 años atrás; el actual jefe de la UR VI de Villa Constitución y ex titular de la Jefatura rosarina Marcelo “Malevo” Mendoza.
Las pesquisas también involucraron a un conocido ex policía que ya cumplió condena por vínculos con personas del campo narco: Juan José Raffo, involucrado en el juicio contra “Los Monos” de 2018 y posteriormente exonerado de la fuerza. Contra él se libró una orden de detención, pero al llegar al domicilio, ya no estaba allí.
Mientras que Mendoza y Franganillo sí fueron encontrados en otra de las direcciones que el fiscal de la Agencia Contra la Criminalidad Organizada y Delitos Complejos, José Luis Caterina, ordenó allanar. Se trata de un galpón en calle Guatemala al 2200 donde comían un asado junto a policías retirados y otros amigos.
En ese lugar, se secuestraron armas, celulares, un motorhome y una gran cantidad de dinero. Posteriormente, al abrir una caja fuerte, los investigadores hallaron 20.000 dólares en fajos de a 100.
Mientras tanto, otros agentes realizaban allanamientos simultáneos en los domicilios de Franganillo y Mendoza, sobre quienes no pesa orden de detención. Además se libraron operativos en Constitución al 4000 de Rosario y Salta al 300 de Villa Gobernador Gálvez pertenecientes a los policías en actividad Luciano Arellano y Mauro Barúa, que sí fueron arrestados sospechados de asociación ilícita.
¿Por qué se ordenaron los allanamientos?
La causa por la que fiscalía ordenó los allanamientos se desprende de la investigación por el asesinato de Nelson “Chivo” Saravia, ex jefe de la barrabrava de Newell’s que asumió el liderazgo tras el encierro del “Panadero” Ochoa, con aval de Ariel “Guille” Cantero. Luego de varios atentados, Saravia fue ultimado en su casa de barrio Alvear por lo que se presume una guerra de sucesión dentro de la barra.
Uno de los teléfonos secuestrados a los acusados de este crimen reveló relaciones entre Arellano y Barúa, que participaron de la pesquisa del asesinato, con los autores, a los que pasaban información de cómo iba la causa. Estos policías irán a audiencia imputativa el martes por asociación ilícita.