El sur de la provincia de Santa Fe fue golpeado por un fuerte temporal que dejó acumulados excepcionales, superando los 270 milímetros en zonas como Arteaga, La Chispa y Christophersen en pocas horas. La intensidad del fenómeno tomó por sorpresa a vecinos y autoridades.
En muchas localidades, el agua ingresó a viviendas, mientras que los caminos rurales quedaron completamente anegados, imposibilitando el tránsito e interrumpiendo servicios básicos para los pobladores.

La Secretaría de Protección Civil de Santa Fe activó inmediatamente un operativo de asistencia. Personal de Recursos Hídricos, Bomberos Voluntarios y brigadas de gobierno y desarrollo trabajaron en conjunto en las zonas afectadas, además de instalar generadores eléctricos y realizar tareas de limpieza de desagües.

Se implementó vigilancia especial en la Ruta Nacional 9, a la altura de Carcarañá, debido al riesgo de que el agua avance sobre la calzada. La Agencia Provincial de Seguridad Vial mantuvo presencia permanente para garantizar la seguridad vial.
En la vecina localidad cordobesa de Cruz Alta, se registraron más de 331 milímetros de agua, lo que llevó incluso a evacuar a personas y reforzar aún más las tareas de contención.

Aunque el clima regional tiende a ser húmedo, influenciado por la cercanía a los ríos Paraná y Salado, estos registros superan ampliamente lo habitual. En episodios como en 2003 o 2007, se vivieron inundaciones históricas con evacuados masivos.
El agua estancada no solo afecta viviendas, sino que también impacta a la actividad agropecuaria: caminos rurales intransitables, cortes al acceso y daño en cultivos generan una emergencia productiva y social.

Se recomienda evitar circular por zonas afectadas, reforzar sistemas de desagües, evitar construcción cerca de cauces y mantenerse informados por canales oficiales de la provincia. Además, la situación exige revisar las infraestructuras a largo plazo para evitar que estos episodios se repitan.