La investigación sobre las presuntas estafas de Generación Zoe en Rosario continúa luego de la imputación a Leonardo Cositorto. Tras una audiencia que concluyó este miércoles, la Justicia denunció que las víctimas perdieron más de 372 mil dólares por acciones de una asociación ilícita comandada por el consultor financiero.
Según planteó el fiscal Mariano Ríos Artacho, la organización delictiva se hizo de USD 175.343 en la ciudad. Por otra parte, también generó un perjuicio económico en Casilda por 197.359 en la misma moneda.
A fines de mayo, Cositorto fue imputado en Rosario junto a otras tres personas como responsable de este negocio ilegal basado en ofrecer inversiones con resultados falsos. En esta nueva instancia de la causa, Claudio Álvarez, Diana Noemí Torres y Hernan Manuel Falco quedaron bajo prisión preventiva y se sumaron a la lista de sospechosos.
La jueza Silvia Castelli dictó la medida cautelar tras el análisis de la evidencia referida a 24 estafas atribuidas a diferentes entidades. Entrellas ellas no sólo aparece Generación Soe, sino también otras firmas como Zoe Empowerment, Al Coaches S. A. S., Zoe Construcciones y Universidad del Trading S. A..
Cositorto figuraba como presidente de varias empresas. El Ministerio Público de la Acusación (MPA) sostiene que simulaba dedicarse a la educación por coaching. Esto les permitía a sus cómplices obtener el dinero de los inversores engañados.
Membresías, robots y bots para la estafa de Generación Zoe
A la hora de reconstruir cómo funcionaba Generación Zoe en Rosario y Casilda, el fiscal Ríos Artacho detectó que algunas víctimas eran amigas de las personas imputadas. Otras recibían propuestas financieras mediante publicaciones en redes sociales para acceder a rentas mensuales. Las ofertas se hacían “a sabiendas de no poder abonar lo prometido”.
Dentro de los negocios fraudulentos que impulsaba la asociación ilícita, las empresas implementaron “membresías” con un interés mensual de 7,5 por ciento. Para obtener esa supuesta ganancia, había que entregar dólares en efectivo en las oficinas de las firmas involucradas o bien por transferencias bancarias.
Como alternativa, Generación Zoe ofrecía “robots” o “bots” para atraer inversores. En este caso podía variar el plazo del depósito o el valor del dinero que se obtenía al final.
El sistema se quebró en febrero, cuando las empresas dejaron de pagar intereses. Desde entonces, tampoco devolvieron el capital de sus clientes.