Juan, de 23 años, tiene un sueño, el de recuperar la vista luego de que dos delincuentes le intentaran robar la moto y le efectuaran un disparo en la cabeza. Hace unas semanas se enteró que en China existe un tratamiento con células madre para cumplir su anhelo pero necesita reunir 50 mil dólares para septiembre y pide ayuda.
Al joven le arrebataron la vista en 2016, en José Ingenieros y Tarragona, a dos cuadras de su casa de barrio Fisherton cuando tenía 20 años. Se dirigía a la casa de su novia en su moto nueva que le había obsequiado su padre. En ese momento, fue abordado por dos ladrones que le quisieron robar el rodado.
Le pidieron que se baje y él obedeció aunque luego arrojó las llaves bien lejos para evitar que los delincuentes se la llevaran. Allí, recibió un escopetazo en la cabeza que lo dejó ciego.
"Lo que menos quería era que me roben la moto. Pero estoy arrepentido, porque nunca imaginé que me iban a hacer tanto daño. No me tiraron en la pierna, me tiraron a matar. Y lo más triste es que no se llevaron la moto. Me dejaron tirado y se fueron", relató Juan Carlos Silva a dos años y siete meses de esa tragedia.
El joven precisó que al enterarse de lo que le sucedió sintió una profunda tristeza. "Cuando los médicos del Heca me dijeron que había perdido la vista se me vino el mundo abajo. Me querían amputar los ojos. Y yo lloraba y lloraba y preguntaba por qué", dijo a El Ciudadano.
El recordó que tras el hecho pasaron muchas cosas. "Los primeros días me costaron un montón. Sufrí mucho, mucho. Se me cerraba el pecho y me faltaba el aire. No podía dormir. Me traspiraban las manos. Llegué a tener un intento de suicido", confesó.
Juan vive con su mamá Marta, de 52 años, quien lo acompaña en todo pero aún no logra juntar fuerzas para adaptarse a su nueva condición. "Yo pensaba se terminó todo. Tenía muchos sueños. Siempre tuve el deseo de ser papá y pensé que si tengo hijos no les iba a conocer la cara. Y que no iba a volver a ver a mi mamá nunca más, ni a mi familia. Es muy feo, la abrazaba y me esforzaba por verla y se me caían las lágrimas, es cómo hablar por teléfono, solo la escuchaba", manifestó.
Claro que la noticia del tratamiento lo revitalizó. "Me devolvió las ganas de vivir. Lo que pasé hasta el día de hoy fue mucho sufrimiento", dijo.
"Hace un mes me despertaron mi hermana y mi mamá llorando. Yo no entendía nada. A las diez de la mañana me levantaron las dos a los gritos y me decían que me habían aceptado en China para hacer un tratamiento que me va a devolver la vista. Yo no entendía nada y empecé a llorar, se me caían las lágrimas solas", sostuvo Juan.
Todo empezó cuando su mamá vio en las noticias el caso de Aarón, un niño rosarino de 9 años que nació ciego por una "retinopatía del prematuro de grado tres" que pedía ayuda para costear un tratamiento en China que por primera vez le iba a permitir ver.
A través de esa persona, la madre pudo contactar al consultor médico quien a su vez habló con su oculista. Allí fue cuando "me aceptaron para hacerme un tratamiento que consiste en incorporarme cédulas madre que me regeneren la retina", señaló el joven de 23 años.
"Los dos tenemos fecha para el 9 de septiembre próximo, no falta nada", celebró Juan que ahora tiene que conseguir 50 mil dólares para costear los pasajes, el tratamiento y la estadía de dos semanas en el gigante oriental.
La familia sabe que tiene poco tiempo para juntar ese dinero y es por eso que necesitan ayuda. Por lo pronto, comenzaron a organizar sorteos y el próximo mes realizarán un baile a beneficio en el club Rosario Sur, de Centeno y Grandoli, donde habrá un almuerzo, rifas y distintos espectáculos folclóricos.
Quienes quieran colaborar puede depositar en el Banco Nación, sucursal 3020, número de cuenta 4444564652, CBU 0110444230044445646529. Más información en el perfil de Facebook "Ayudanos a iluminar la vida de Juan Silva".