Se los ve a diario, revisando cada contenedor de la ciudad en busca de material reciclable. Andan a pie, a caballo, en bicicleta o hasta en moto, porque muchos de ellos supieron tener un trabajo estable, pudieron adquirir un vehículo, pero hoy están en la calle. Se estima que en la actualidad hay unos 3.000 cartoneros en Rosario, un número que creció exponencialmente en los últimos tres años, y quienes trabajan en el sector se sorprenden de que cada vez reciben más consultas de gente de todo tipo de clase social.
"En los últimos años fue impresionante la cantidad de personas que empezó a acercarse para que les enseñemos cómo separar material y para que les expliquemos el circuito", relata Victoria Clerici, referente de la Cooperativa de Trabajo Cartoneros Unidos de Rosario. "Se trata de personas que por ahí tenían un trabajo pero lo perdieron y no encontraron otra alternativa, porque cartonear es la última opción de la fila", se sinceró en diálogo con Vía Rosario.
Victoria comentó que los cartoneros se dividen entre quienes tienen a esta como su única fuente de ingresos, y aquellos que la utilizan como un complemento, alternándola con changas y trabajos como puede ser el de la albañilería. "Hoy estimamos que en total hay unas 3.000 personas que ejercen esta actividad en la ciudad", apuntó.
¿Cuánto puede ganar un cartonero? De acuerdo a la referente de la cooperativa, una persona después de varias recorridas (y muchas horas en la calle) puede juntar como máximo 300 kilos de cartón en uno o dos días, porque más no entra en un carro tradicional, y además es muy difícil llegar a esa cifra. El kilo de cartón y papel a granel se paga $6,50, siempre que esté en condiciones.
"Los compañeros planteaban que cada vez hay más competencia, que está más difícil conseguir material, que básicamente en nuestro caso se reduce a cartón y pape, aunque algunos también juntan botellas y metales", comentó.
Pero el otro escollo que encuentran los cartoneros es que no tienen capacidad para acopiar material, enfardarlo y venderlo directamente a la industria, que puede pagar hasta $15 el kilo. Allí es cuando aparecen los intermediarios, que hacen el negocio de comprarles lo recolectado por varias personas a bajo precio, juntarlo y venderlo caro.
Claro está que además, estas personas no quedan expuestas a la suciedad, lastimaduras y focos de enfermedades con las que conviven a diario los que juntan el papel y el cartón. "El cartonero se corta todo el tiempo, toca mucha suciedad, incluso jeringas, y no recibe la consideración de trabajador pese al aporte que le hace a la ciudad", sostuvo Victoria y agregó: "Si no fuera por ellos que recogen material y reducen la carga del servicio de recolección de residuos, los rellenos sanitarios colapsarían en una semana", advierte.
Es por eso que pidió por una nueva política de higiene urbana que los contemple, primero otorgándoles guantes y barbijos correspondientes, y segundo, posibilitándoles otro acceso a la industria del reciclado para que mejoren su poder de venta. "Es un pedido que hicimos varias veces en la Legislatura provincial y en el Concejo Municipal pero hasta ahora sin éxito", se lamentó.
