Las fiestas clandestinas han ido ganando terreno durante la cuarentena ante la prohibición de abrir boliches bailables. Desde el Gobierno Nacional, a través de un nuevo DNU, se estableció que hasta el 31 de enero no se podrá realizar la apertura de estos lugares.
Así, y ante las fiestas de fin de año, los jóvenes buscan alternativas para divertirse. Lo que ocurrió en Arroyito el fin de semana es solo uno de los tantos casos que se dieron y se dan, a lo largo y ancho del territorio provincial.
Las autoridades municipales de la ciudad negaron que se haya tratado de una fiesta clandestina, ya que “los jóvenes no se estaban escondiendo de nadie”, declaró el secretario de Gobierno, José Solera, y agregó: “Los chicos se congregan de manera natural en el balneario, tenemos más de 2 mil metros de costanera que reúne a familias durante el día, y ya durante la noche a los jóvenes. Eso es lo que ocurrió. Acá no se puede hablar de fiesta clandestina, porque no hubo ninguna fiesta”, remarcó.
El funcionario dejó claro que el encuentro fue espontáneo y es lo que habitualmente ocurre en esta época del año en esa zona de la ciudad, y al estar permitida la circulación interdepartamental, más del 50 por ciento de los jóvenes eran de pueblos vecinos.
Igual situación se registra cada fin de semana en Villa del Rosario, donde la costanera atrae a cientos de personas de toda la región. Las autoridades reconocieron que es imposible controlar a tanta cantidad de gente y que sería más fácil si los boliches estuvieran autorizados a funcionar, ya que los responsables del control de las medidas de bioseguridad, serían los dueños de esos lugares.
Algunos intendentes se mostraron molestos con la decisión del Coe Central de no debatir las medidas a implementar con los municipios, recayendo sobre ellos toda la responsabilidad después.
Por eso, también se expresaron acerca de la responsabilidad que le compete a cada mandatario: “En Villa del Rosario, como también en Arroyito, este fin de semana más del 50 por ciento de los jóvenes eran de otras localidades de la región. Si cada intendente se hiciera cargo de sus jóvenes, ideando y diagramando propuestas de contención, no tendríamos nosotros estos inconvenientes, donde no solo tenemos que hacernos cargo de nuestros chicos sino también de los que nos llegan de otros pueblos vecinos”, expresaron allegados a las autoridades municipales.