La policía de Brasil volvió a ser protagonista en un partido de fútbol. Esta vez, el mal momento le tocó a los hinchas de Lanús, que llegaron al Maracaná para alentar a su equipo en su cruce con Fluminense por los cuartos de la Copa Sudamericana.
Los disturbios comenzaron en el anillo interno del estadio. Allí la policía y seguridad privada se lanzaron a reprimir a los fanáticos del Granate. También hubo gases lacrimógenos y balas de gomas.
Minutos más tarde, del anillo interno las corridas pasaron a las tribunas, donde llegaron los bastonazos y la preocupación fue en aumento.
Frente a la incertidumbre en las tribunas y teniendo en cuenta los dramáticos episodios recientes en, por ejemplo, Avellaneda, los jugadores insistieron al cuerpo arbitral que no estaban dadas las condiciones para continuar con el partido. La situación se extendió hasta el inicio del segundo tiempo, demorándose dicha etapa.
Una indignante tradición en Brasil
No es para nada nuevo, por el contrario: se está volviendo una trágica costumbre la violencia contra los hinchas argentinos cada vez que acompañan a sus equipos a Brasil.
Hace pocos meses, los simpatizantes de Godoy Cruz fueron brutalmente reprimidos en su visita a Atlético Mineiro, en el Arena MRV de Belo Horizonte por la ida de los octavos de final también de la Sudamericana. También los hinchas uruguayos de Nacional y Peñarol vivieron situaciones similares.
En el Maracaná, además, se registraron aquellas imágenes de Emiliano “Dibu” Martínez interceptando un bastón con el que se intentaba reprimir a un hincha argentino. Luego de eso, los fanáticos de Argentinos Juniors fueron víctimas de golpizas adentro y fuera de la cancha, tanto por las fuerza de seguridad como los hinchas de Fluminense.