Mientras avanza la investigación por el asesinato de Diego Fernández, el adolescente que desapareció en 1984, un testimonio reciente sumó un dato que podría ser clave para entender qué ocurrió. Los restos del joven fueron encontrados hace pocos meses en una vivienda del barrio porteño de Coghlan, justo al lado de la casa donde vivió Gustavo Cerati.
Daniel Scarfo, encargado de la obra donde aparecieron los huesos, relató a TN cómo fue el hallazgo y su inesperado contacto con Cristian Graf, excompañero de colegio de la víctima y principal sospechoso.

“Cuando salimos a la vereda después del hallazgo, él se acercó y le contamos lo que pasó. Ahí nos dio tres hipótesis sobre lo que pudo haber pasado”, recordó Scarfo.
Las 3 versiones del sospechoso del crimen de Diego
- La primera versión que dio Graf fue que “hace muchos años hubo una iglesia y quizás era un cura enterrado allí”.
- Luego, mencionó que el terreno habría sido un establo en el siglo XIX.
- Pero la tercera hipótesis fue la que más sorprendió a los obreros: según Graf, cuando construyeron la pileta, pidieron un camión de tierra para nivelar y “tal vez allí vinieron los restos”. Scarfo, sin embargo, considera que es poco probable que un cargamento de tierra contenga un esqueleto humano completo.
Una escena de horror a plena tarde: el relato del encargado
El hallazgo ocurrió el martes 20 de mayo, entre las dos y las tres de la tarde. Mientras trabajaban sobre la medianera que separa la obra de la casa vecina, uno de los albañiles vio abrirse un hueco en la tierra. “Empezaron a caer restos hacia la obra. Inmediatamente llamamos a la policía”, contó Scarfo.
Entre los elementos encontrados, el encargado recuerda haber visto un reloj Casio, además de un fémur, mandíbula, costillas y una llave. La profundidad del entierro era mínima: apenas 40 o 50 centímetros.
La aparición de los huesos reactivó un caso que llevaba cuatro décadas sin respuesta. En los últimos días, un testigo desde el exterior contactó a la fiscalía tras enterarse de la noticia en un chat de exalumnos. Ese dato permitió identificar a Cristian Graf, de 56 años, amigo de la víctima y quien vivía en la casa donde finalmente se hallaron los restos.
La investigación, a cargo del fiscal Martín López Perrando, intenta ahora reconstruir cómo terminó el cuerpo de Diego Fernández bajo tierra a tan poca distancia del lugar donde pasó su infancia. Se espera nueva información en los próximos días.