"Yo no soy un héroe, yo actué como médico y como papá. El instinto paternal me surgió cuando vi a esos chiquitos y me dije: los tengo que sacar de acá, de este infierno".
Mario Salassa es médico neurólogo de 53 años, trascendió después de la fatídica madrugada del 18 de febrero. Su testimonio revelador acerca de la velocidad con la que se movilizaba el transporte de pasajeros hacia Chile sirvió para graficar junto con otros datos la situación que habría desencadenado el vuelco del ómnibus.
Sin embargo, lo más importante fue su actuación, quizás menos mencionada de lo que se merecía, al estabilizar la salud de 7 pasajeros, lo que hizo por motu proprio, interrumpiendo un viaje en familia hacia Las Cuevas.
Sin dudas, serán su actitud y su desempeño los que quedaran guardados en la memoria de sus hijas Sofía (3) y Julieta (5), que presenciaron todo, pero también de su hijo Arturo (31) que, por ser residente anestesista del Hospital Central, recibía esa noche en la guardia a los heridos, y se enteró unas horas después de que su padre había participado del rescate.
En el Día del Padre, un ejemplo de vida, mendocino como cualquier otro, pero con compromiso con su carrera y su sociedad.