Carlo J Laurora, o Italianyes cómo lo conocen sus más de 200 mil seguidores de Instagram, buscaba descubrir y sentir nuevas cosas. Tuvo una idea, cruzar todo el continente americano por tierra, desde Alaska hasta Ushuaia, hacer toda la ruta Panamericana y cada vez está más cerca de lograrlo.
Es italiano, justo de donde la bota tiene su taco, de La Puglia, y con sus 30 años viajó mucho, pero nunca de esta manera. Cuando cuenta su historia se emociona, deja ver que el estar en un continente ajeno, hablando lenguas ajenas, no es simple, pero que puede y que lo entusiasma cumplir su objetivo.
Cómo inició la aventura de Carlo Gerlaurora por el continente americano
Carlo es operador de viajes, tiene su propia empresa y así financia su travesía, que ya confirmó que se publicará en un libro, además de lo que casi a diario comparte en sus redes. Salió de Italia hace cuatro meses, sin tanta planificación y en búsqueda de respuestas que dice que encontró.
Comenzó en el extremo más alto del continente americano, Prudhoe es el nombre del pequeño poblado en Alaska, donde inicia literalmente la ruta. “Ahora solo queda poner la brújula hacia el sur y seguir”, escribió el viajero en el primer posteo de la aventura y así comenzó la aventura.
En van, colectivos, trenes y también en autos particulares cruzó Alaska, Canadá y Estados Unidos. Sin embargo, un pequeño trayecto tuvo que hacerlo en barco, cruzó todo el Golfo de Alaska porque no había posibilidad de seguir por tierra.
En Norteamérica no tuvo demasiados inconvenientes, el inglés lo habla “bastante bien” según sus propias palabras y pudo sortear todas las pruebas sin tantos apuros. Durante el mes de julio mostró como era dormir en el hotel más al norte del continente americano y también como los reconocidos osos grizzly, típicos de la zona, caminaban por la calle sin problemas. Visitar los moteles de la ruta, tomar café que le regalaron porque no podía comprarlo y visitar el Parque Nacional Yellowstone, son otras de las cosas que disfrutó Carlo en los primeros días de aventura.
Problemas al llegar a México y un nuevo desafío: el idioma
Pero no todo anduvo del todo bien: la entrada a México casi termina en una pesadilla. Según el viajante, fue una imprudencia de su falta de planificación, pero lo cierto es que es algo que a diario sucede en la frontera entre Estados Unidos y México. ¿Qué pasó? Carlo cruzó caminando sin que ningún agente fronterizo lo haya frenado, pensó que estaba todo bien, de hecho estuvo casi cuatro días en tierra mexicana, hasta que se percató que sin el sello en su pasaporte podría tener problemas.
Podría haber sido detenido, pasar más de 15 días en un centro de detención y algunas cosas más. Aunque la suerte lo acompañó, tuvo buena suerte y pudo entrar nuevamente a Estados Unidos, allí revisaron que estaba todo en regla, que su pasaporte le permitía entrar al país y volvió sus pasos hacia atrás, esta vez de manera legal después de un interrogatorio que asegura duró más de una hora.
Su paso por Centroamérica fue veloz pero colorido, y apareció un nuevo desafió: el idioma. La similitud del italiano con el español le permitió al viajero poder aproximarse a lo que le querían decir y a entender. De hecho, admite que volver con “algo de español aprendido” será una de las ganancias y objetivos de su aventura panamericana.
Mole pueblana y mosquitos fueron alguno de los platos que comió en México. Luego la travesía siguió, volcanes en Guatemala y un trayecto veloz hasta Panamá, donde el continente se separa un poquito. Allí se abrió el interrogante de Carlo, seguir con la idea inicial de hacer todo por tierra y arriesgarse a una de las fronteras más peligrosas del continente o tomar una barca que lo deposite directamente en Colombia. La segunda opción fue la elegida y a la vez “la mejor experiencia del viaje”, según transmitió el italiano.
Cuatro días entre Panamá y Colombia en la Isla de San Blas, sin celular, fueron hasta ahora el momento favorito de Carlo. Cuando lo cuenta a través de la llamada deja ver su emoción y lo demuestra en el silencio que hace ante la pregunta de cuál fue la mejor experiencia de la aventura. Fue esa desconexión del mundo virtual lo que le hizo tanto bien, volver a conectarse con la naturaleza, con las personas y sin notificaciones constantes que lo molestaran.
“¿Extrañas Italia?”, fue una de las preguntas obvias durante la entrevista y la respuesta fue “relativamente”. Porque el italiano explica que su viaje tiene un fin, un tiempo y se trata de una experiencia, por eso volver a la península es un hecho. No se trasladó a la otra parte del mundo, sino que está viviendo una aventura. Aunque admite que la comida un poco extraña, de hecho lo confesó ante su público cuando se encontró con una amiga en Perú que le llevó unas galletitas italianas típicas de La Puglia que Carlo echaba bastante de menos.
Machu Pichu, Copacabana, el Salar de Huyuni y San Pedro de Atacama fueron los destinos de estos últimos días. Luego de hacer Perú, Bolivia y Chile, finalmente el viajero llegó a la Argentina y lo separan poco más de 3000 kilómetros de su destino final: Ushuaia. Carlo todavía no adelantó qué ruta seguirá para llegar a Tierra del Fuego, pero seguramente haga algunas paradas obligatorias en las provincias argentinas.
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