El Juicio a las Juntas Militares de 1985 significó la primera condena al terrorismo de Estado en la Argentina. El fiscal fue Julio César Strassera y su adjunto Luis Gabriel Moreno Ocampo. Los letrados usaron como base probatoria el informe “Nunca más” realizado por la CONADEP.
El Juicio a las Juntas Militares de 1985
Antes de que se iniciara el Juicio a las Juntas Militares, el gobierno de Raúl Alfonsín había creado la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) que junto testimonios de unos diez mil casos que ilustraban las atrocidades cometidas en la dictadura militar. Esa comisión, que presidió el fallecido escritor Ernesto Sábato, le entregó a Alfonsín un informe que se denominó “Nunca más”, palabras que luego eligió Strassera para el cierre de su alegato.
La CONADEP había conseguido testimonios de sobrevivientes y familiares. También, la reconstrucción de la maquinaria de muerte que se instaló en los centros clandestinos de detención de todo el país. Por eso, se transformó en prueba sustancial para el juicio. La acusación corrió por cuenta de la fiscalía de Strassera, quien reunió para trabajar, a un grupo de jóvenes. También, tenía como adjunto a otro joven, Luis Gabriel Moreno Ocampo.
En 1985 Strassera y Luis Moreno Ocampo se propusieron darles a las víctimas del terrorismo de Estado un juicio justo. De esta manera, el juicio se basó en poder probar la responsabilidad penal de los nueve titulares del Ejército, las Fuerzas Armadas y la Fuerza Aérea. Así, los fiscales recurrieron a la figura del derecho alemán, utilizada contra los oficiales del nazismo.
Para cerrar la acusación, Strassera, expresó: “Señores jueces: quiero renunciar expresamente a toda pretensión de originalidad para cerrar esta requisitoria. Quiero emplear una frase que no me pertenece, porque pertenece ya a todo el pueblo argentino. Señores jueces: “Nunca más”.
Las sentencias determinaron, que cinco de los nueve integrantes de las juntas fueran condenados por llevar a cabo un plan sistemático de exterminio en el marco de la dictadura cívico-militar desde el 24 de marzo de 1976. Los jueces condenaron a Jorge Rafael Videla y Emilio Eduardo Massera a reclusión perpetua e inhabilitación perpetua. A Roberto Eduardo Viola a 17 años de prisión, a Armando Lambruschini a ocho años y a Orlando Ramón Agosti a cuatro años de prisión.
Los cuatro restantes: Omar Graffigna, Leopoldo Galtieri, Jorge Isaac Anaya y Basilio Lami Dozo, fueron absueltos de culpa porque no se pudo probar los delitos que se les imputaban.
La vida y carrera de Julio César Strassera
El fiscal nació en 1933 en Comodoro Rivadavia, pero luego se mudó a la Capital Federal. Luego de pasar por múltiples trabajos, Strassera comenzó a estudiar derecho a los 25 años. El abogado, a los 30, ya estaba recibido y se encontraba trabajando en Tribunales. El letrado paso por todos los oficios dentro del Poder Judicial: fue secretario, fiscal, juez, de sentencia y fiscal de Cámara.
En ese sentido, en 1976, año en el que comenzó la dictadura más sangrienta en Argentina, fue nombrado secretario de Juzgado, pero al poco tiempo fue promovido como fiscal General. En medio del golpe de Estado, Strassera fue uno de los pocos fiscales en aceptar los habeas corpus solicitados por los presos políticos. Una vez instaurada la democracia, asumió como fiscal de la Cámara Federal de Apelaciones en lo Criminal y Correccional.
La vida de Julio César Strassera después del Juicio a las Juntas Militares
Strassera dejó la fiscalía en 1986, cuando Raúl Alfonsín lo nombró embajador ante la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (ONU), en Ginebra. El judicial devenido diplomático impulsó una agenda para fortalecer al país, pero dejó el cargo cuando Carlos Menem firmó los primeros indultos.
Durante su último tiempo de vida, Strassera fue una figura bastante crítica del gobierno kirchnerista y llegó a enfrentarse con algunos funcionarios. Incluso, había anticipado que participaría de la marcha del 18 de febrero de 2015 por la muerte de Alberto Nisman. Sin embargo, debió ser hospitalizado por un cuadro intestinal y de hiperglucemia, razón por la cual no pudo asistir. El 27 de febrero de ese mismo año, el emblemático fiscal murió a causa de una insuficiencia respiratoria tras pasar varios días en estado de coma.