Al informe del Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (Isepci) sobre el índice barrial de precios, se sumará la semana próxima el resultado de una encuesta alimentaria que se realizó en sectores vulnerables de esta provincia. En los comedores adelantaron que las familias dejaron de consumir alimentos como carnes y lácteos, además de priorizar el desayuno y el almuerzo antes que la merienda y la cena.
"Es la primera vez que se realiza este tipo de encuesta en los comedores barriales, sí se estudiaba el peso y talla en los niños, pero este nuevo trabajo tiene que ver con la forma de alimentarse en un contexto complicado. No tenemos este tipo de estudio en la región y por eso vale remarcar su importancia en medio de una crisis económica. El objetivo es que se ponga en cuestión el tema de la mal nutrición vinculada a la situación naciona", dijo Silvana Lagraña, referente de Libres del Sur y Barrios de Pie.
En este sentido, adelantó que "la mayor parte de las familias consultadas no tienen trabajo registrado y muchos adultos tienen un programa de trabajo o plan social". Este nuevo estudio aporta datos y la necesidad de políticas públicas alimentarias, con estos datos se remarca la necesidad de poner un freno a políticas macro que dificultan la economía familiar", comentó.
A la vez, remarcó que el Isepci indicó un incremento nacional en las carnes, verduras y lácteos y que, de acuerdo a las respuestas que están cargando en el sistema, se podría decir que "las familias comenzaron a disminuir el consumo de estos alimentos".
Por los precios, los alimentos que más se consumen son el pollo y las harinas, en menor medida la carne vacuna y sería la carne picada la que está más presente en la mesa. Este trabajo detalla el tipo de alimentos que consumen las familias más vulnerables de la ciudad, y la mayoría se inclina por lo más barato.
Cabe destacar que, según datos del Isepci, en los primeros ocho meses de 2018 el incremento acumulado alcanza el 30,32% y que una familia de dos adultos y dos niños pequeños al final del año anterior requería $6.144,98 para solventar su alimentación mensual, mientras que en agosto pasado debió contar con $8.007,93, es decir, $1.862 más que en diciembre para cubrir los gastos.
Por otra parte, en notas publicadas por este medio se habló del incremento de comensales en los comedores barriales, no solo de movimientos sociales. El aumento de platos en estos lugares denota la necesidad de la gente frente a una inflación que obliga a modificar el consumo en todas las clases sociales, aunque las peores consecuencias las padecen los sectores más pobres, que justamente asisten a estos comedores. Según publicó El Litoral