Estados Unidos, país sin tradición futbolera más allá de los espasmódicos esfuerzos de tanto en tanto de potenciar su liga, su selección y hasta su fútbol femenino, al punto que para ellos no es fútbol, es soccer; termina por unir en el destino a las tres máximas figuras mundiales. Pelé, Diego Maradona y Lionel Messi.
Pelé, cuando en ocaso de su trayectoria como astro decide ir al Cosmos, ignoto más allá de las estrellas que planeó contratar. Maradona, porque en aquel aciago Mundial de 1994 puso fin a su carrera por el doping positivo que le cortó las piernas; curiosamente también en un mes de junio. Y Messi, quien días atrás anunció su decisión de enrolarse al Inter de Miami, en lo que algunos observadores llaman un retiro anticipado, una jubilación de privilegio.
¿Cómo le irá a Messi en este nuevo desafío? En una tierra marcada por la admiración por los héroes y la matriz de los superhéroes de fantasía. En esa mitología deberá insertarse, sabiendo de ante mano que muy posiblemente ni siquiera sus proezas causen un impacto profundo. en un país en que los ni los hinchas ni los relatores gritan los goles como acá o en Europa, y son poco más que murmullos.
¿Cuál será el efecto de sacar al Inter de Miami del último lugar de la tabla y de su tobogán de derrotas? ¿O de cambiarlo del estadio de 18 mil espectadores porque le quedará chico, para llevarlo a un súper tazón? ¿O de meterle tres goles al Charlotte, al Portland Timbers o al San José Earthquakes? ¿Cuál será el real valor de ganar la MLS?
Como le sucede a su archirrival Cristiano Ronaldo en Arabia Saudita, cuyos goles ya no tienen la trascendencia de las ligas mayores, en la Major League Soccer a Messi le bajaran el precio, por el peso específico propio del torneo. Competitivo sí, y en crecimiento, pero de tercer orden. Más allá de que este Inter nuevito tomó prestado el nombre del poderoso de Italia, y se arropa en el apellido celebre de su padrino, David Beckham.
MESSI, EL ÚNICO HÉROE EN ESTE LÍO
- El Messi de súper poderes, por más noble que sea, en Metrópolis nunca superará en nobleza a Superman.
- Jamás será más veloz que Flash.
- Aun endiosado por los fanáticos del fútbol, no será un dios en Estados Unidos. Para ellos, dios es Thor.
- No tiene la ira de un Hulk, ni ante los insolentes silbidos de los franceses.
- No es un justiciero como Batman, porque ya hizo justicia por mano propia (por pie propio) ganando el Mundial; y está limpio de conciencia y colmado.
- Y muchos menos un vengador. No es su estilo, no como Diego, quien era combativo y le ponía el pecho a las balas. En la mansedumbre de Messi también radica su poder.
- No será el Capitán América como si lo es para la Scaloneta, pero esto es norte américa.
La kryptonita de Messi tal vez sea sea el dolor que le provoca la reprobación, cuando lo silban, cuando lo critican... Eso lo dejó casi fuera de la Selección en aquella renuncia que por fortuna no fue indeclinable. Y aunque moldeó su carácter, lo fraguó en la personalidad de un líder, le sigue haciendo mal que no lo quieran. Ahora se expondrá a otras dosis: no habrá abucheos, impera el respeto, pero también su repercusión será menor y quizá, hasta se tope con indiferencia.
CÓMO TERMINARÁ LA PELÍCULA DE MESSI
Con una carrera de película, todos los aficionados reclamaban un final acorde, feliz. Lionel Messi metió un volantazo, tal vez aferrado a un master plan por el cual, jugando en Miami, tendrá en el patio de su casa a la Copa América el año que viene y el Mundial 2026. Y si algo dejó en claro, es que de la Selección argentina aún no se retiró.
La saga de Messi continúa, con secuelas impensadas. Y también por qué no, con espacio para más hazañas, para la épica. Al fin y al cabo estará en el territorio fértil de los superhéroes. Pronto lo sabremos, no se pierde el próximo programa, a la misma batihora y por el mismo baticanal.