Victoria Diaz Ocantos es una cordobesa de 30 años, que decidió dejar su trabajo para encarar un proyecto diferente, que le permitía desplegar todos sus conocimientos. Con dos niños a cargo, no dudó en arriesgarse y montar Indra, una propuesta de moda que busca que cada prenda sea diferente y original.
Trabajó más de 10 años como empleada de comercio. Hasta que un día, decidió renunciar y perseguir sus sueños. De ahí surgió Indra, una marca que al principio comercializaba prendas y accesorios pero que después, se volvió el respaldo para vender sus propios diseños.
“Indra surge como emprendiendo en el que por fin logré volcar todo lo que me gusta, desde mis conocimientos en asesoría de imagen, diseño de indumentaria, arte y fotografía”, cuenta Victoria a Vía Córdoba.
El comienzo de un sueño
Con su local ubicado en Virgen de la Merced 2425, en zona norte de la ciudad de Córdoba, Victoria vende prendas y calzado diseñado exclusivamente para el cliente. Cada producto tiene un estilo personalizado, que se realiza bajo la técnica del bordado.
“Me capacité en el mundo del bordado, al cual lo sentí innato desde un principio. Me motivó mucho e inmediatamente intervine unas zapatillas, las puse a la venta y tuvieron un gran impacto en las redes. Después de eso, incursioné en camperas de jean y otras prendas”, compartió.
El salto de trabajar en relación de dependencia a poner en marcha su proyecto no fue nada sencillo, ya que es madre de dos niños Vito (8) y Salvador (5), y la incertidumbre estaba latente. Sin embargo, la confianza sí misma y la ayuda de sus padres fueron más fuerte, sumado a la recepción que tuvo en el público con su primer diseño.
“Lo primero que hice fue unas zapatillas. Fui al curso con la idea en mente y lleve unas para intervenir. Las había hecho de mi número pensando en dejármelas, pero cuando las publique, me escribieron para comprarlas. Ese fue el comienzo”, recuerda emocionada.
Con la originalidad como estandarte
Victoria cuenta que Indra fue el canal para expresar todos los conocimientos que adquirió con los años. “Desde mis 18 años he estudiado absolutamente todo lo que me gusto. Hoy en día sé de diseño de indumentaria, de arte, de fotografía; soy una autodidacta”, expresó.
Las prendas de Indra cuentan con sólo una premisa: no hay dos diseños iguales. Los productos son originales, distintivas, donde se destacan los colores y la prolijidad en el bordado. De esta manera, los clientes tienen la libertas de elegir la temática, los colores y alguna idea diferencial.
Venta online y asesoramiento personalizado
“Mi trabajo comenzó con un local físico, atendiéndolo a diario con la ayuda mi mamá Mabel, de la que todas nuestras clientas conocen y aprecian. Pero hoy, la venta en Indra es únicamente online a través de las redes sociales”, explica Victoria.
Con su sueño en desarrollo y su arte en las calles, la joven busca seguir creciendo, creando nuevas ideas e “impostando mi impronta en las prendas”, según comparte. Quienes quieran adquirir sus creaciones pueden contactarla en su Instagram y Facebook.