Por la rivalidad de siempre, cambiar de club entre los clásicos rivales marca un quiebre en carrera de un futbolista. Y entre Belgrano y Talleres se arman formaciones enteras. Aunque transcurrieron largos año sin un pase de este tipo: 12 años.
Y más aún, de Talleres a Belgrano, como sucedió ahora con Wilfredo Olivera, el zaguero que en las últimas temporadas jugó para Sarmiento de Junín pero con un paso por la T todavía fresco en las vivencias.
De club a club, de barrio Jardín a Alberdi, el último caso fue el de Héctor el Tanque Cuevas en 2008. Estaba en Tucumán, listo para incoporarse a San Martín, y pegó la vuelta para ser Celeste.
"Ante de la Promoción con Racing, el gerenciador Ahumada le dijo a Humbertito Grondona que no quería que jugara por la paranoía que tenía al haber estado yo en Racing. Se me terminó el contrato y nunca tuvo la intención de arreglarlo. Me ofreció la misma plata, aunque había sido el goleador del equipo. Y apenas me fuí, lo trajo al Pupi Salmerón pagándole 10 veces más. Estando ya en Tucumán apareció la propuesta de Belgrano y con Chichí Ledesma, que era mi representante, y el dueño de mi pase, lo decidimos en un rato", contextualizó el Tanque en Vía Córdoba.
"Recuerdo que firmé contrato en el Banco Julio, con el entonces vicepresidente Jorge Franceschi. Hacía mucho que un jugador no pasaba de un club a otro y al principio hubo chicanas, pero fue bastante normal. Hasta el día de hoy me paran en la calle, pero para saludar o pedir una foto. Me preguntan porque hice más goles en Talleres que en Belgrano, pero nunca falta de respeto. Uno solo, y le paré el carro".
"Hoy por el tema de las redes sería casi imposible cambiar de un club a otro. Por la violencia sicológicamente que se genera. En ese momento no fue para tanto y fui feliz con las dos camisetas, porque con ambas cumplí los objetivos. Salvarnos del descenso con Talleres, que había estado todo el año en Promoción, y con Belgrano, tres años después se logró el ascenso con River. Un orgullo haber vestido la dos camisetas de los más grandes de Córdoba", resaltó.
"Si fuera hoy, sería muy difícil tomar una decisión así. Y no podría elegir uno, porque con la camiseta puesta sos un hincha más. Con Talleres el partido que más recuerdo es la Promoción con Racing, porque en 90 minutos nos jugábamos la historia del club. Y con Belgrano, mi debut cancha de Belgrano, porque entré en el segundo tiempo del triunfo ante Los Andes, metí un gol y salí", completó el goleador.
Como el Tanque, otra referencia ineludible entre los portadores de las dos casacas es Adrián Avalos, ex volante central y actualmente coordinador del fútbol en el club de Camioneros. Y una foja de servicios impactante, con 12 años sumando logros en ambos equipos.
"Llegué a Talleres en el '92 desde Huracán de La France. Estuve tres años y quedé libre. Miguel Ludueña me llevó a Belgrano, con Gregorio Ledesma Presidente. Después volví otros tres años desde 1999 con el ciclo internacional de Copa Conmebol y Copa Libertadores. Y tuve otro ciclo en Belgrano, seis años en cada club, con ascensos en los dos equipos. Momentos muy lindos, y también muy malos, con entrenamientos en los que no teníamos ni agua para tomar. Y siempre con hinchas que sienten de verdad la camiseta", remarcó el Negro Avalos.
Los que cambian de camiseta suelen estar más bajo la lupa. Opina el ex volante en Vía Córdoba. "Al hincha te lo tenés que ganar. Sobre todo por el momento en Belgrano, que sólo sirve ascender. El paladar puede ser distinto pero todo los hinchas te van a pedir rendimiento y ganar. El respeto depende del jugador, yo nunca hablé mal de la otra institución, por más que una me dejó libre. Tampoco me indentifiqué del todo con uno de los dos. En ese sentido me sirvió no ser hincha, como sí lo soy de Atenas. Me manejé con seriedad, ganando y perdiendo clásicos", reflexionó.
"Me tocó convertir un gol, para Talleres, en un torneo de verano. Los clásicos se vivían desde semanas anteriores, y nos tocó concentrar siete días en Cosquín. Lo gracioso fue que al volver, veníamos por Saldán y nos cruzamos con el colectivo que traía al plantel de Belgrano. Y hubo cánticos y cargadas entre los jugadores incluso. Con Belgrano también recuerdo cuando enfrentamos al Boca de un Maradona que había regresado, con el mechón amarillo en el pelo. El fútbol me permitió conocer lugares y personajes, con las dos camisetas", enfatizó.