Las conversaciones entre policías que surgieron después del crimen de Lucas González en el barrio porteño de barracas en noviembre de 2021 podrían tener aún mayor relevancia este martes en lo que será la séptima jornada del juicio. Se espera que declaren testigos del operativo que dejó al joven de 17 años asesinando con dos balazos en la cabeza.
Se trata de una mujer que escuchó los disparos y otra que observó las detenciones de los amigos del jugador de Barracas Central que volvían de entrenar cuando fueron interceptados por los efectivos Gabriel Alejandro Issasi (41), Fabián Andrés López (48) y Juan José Nieva (37) que dispararon contra el auto.
Entre los testigos convocados figura una vecina del barrio porteño de Barracas que escuchó desde su domicilio varios disparos y llamó al 911, y una mujer que vio cuando detenían a dos de los amigos de Lucas, Julián Salas (19) y Joaquín Zuñiga (19).
Además, se sentarán frente a los jueces Ana Dieta de Herrero, Daniel Navarro y Marcelo Bartumeu Romero, peritos accidentológicos y balísticos oficiales y propuestos por la defensa de los policías imputados en el crimen.
En la última audiencia, se dio la declaración del médico forense del Poder Judicial de la Nación Alejandro Rullan Corna, quien realizó la autopsia al cuerpo de Lucas, y explicó que presentaba tres lesiones: dos producto de proyectiles de arma de fuego y una lesión compatible con una quemadura en una de sus manos que fue de cigarrillo.
El crimen del jugador de las divisiones inferiores de Barracas Central ocurrió el 17 de noviembre de 2021 cuando regresaba junto a sus amigos a bordo de un Volkswagen Suran y fue interceptado por un automóvil Nissan Tiida, en el que circulaban tres policías de la Brigada 6 de la Comuna 4 de la Policía de la Ciudad que les hicieron señas para detenerse.
De acuerdo con la investigación, tras disparar contra los jóvenes, los policías intentaron simular que se había tratado de un enfrentamiento con delincuentes, maniobra a la que se habrían sumado otros efectivos, que “plantaron” un arma en el auto de las víctimas.
A los efectivos que dispararon se los imputa por “homicidio agravado por haber sido cometido con alevosía, por placer, por odio racial, por el concurso premeditado de dos o más personas y por cometerse abusando de su función o cargo por un miembro de una fuerza policial”.
En tanto, otros 11 policías de la Ciudad, también detenidos, están siendo juzgados por el encubrimiento del crimen de Lucas y las torturas las que fueron sometidos los otros chicos.