El trágico derrumbe de un supermercado chino en el barrio porteño de San Cristóbal dejó como única víctima fatal a Adrián Continiello, un joven de 32 años que descansaba en su vivienda del primer piso del edificio que estaba sobre el comercio y quien tenía planeado casarse en agosto próximo con Mercedes Casas, su pareja.
"Espero que se haga justicia porque a mí no me lo devuelve nadie", reclamó este martes Casas, que salvó su vida de milagro porque había ido al centro porteño para hacer trámites. Al igual que su hermana, que estuvo en la propiedad ubicada en Pavón al 3000 una hora antes de que se produjera la tragedia. "Hasta el viernes estuvimos en la playa, teníamos proyectos. Estoy pasando el peor momento de mi vida", recordó con angustia la novia de la víctima.
"Nos bailaban los veladores todas las mañanas, temblaba toda la casa. Cualquiera sabe que si le tiembla la casa hay algo que no es normal. Llamamos muchas veces al 147 (línea de atención de la Ciudad) y siempre nos respondían que era normal, que a partir de las 7 de la mañana desde la obra podían hacer todo tipo de ruidos", explicó Casas entre lágrimas.
Continiello y Casas convivían hace cinco años y hasta el viernes habían estado en la playa y tenían proyectos juntos: se iban a casar en agosto. La pareja habló diez minutos antes de la tragedia, pero la chica admitió que no mencionaron las irregularidades en la obra porque eso era "moneda corriente".
"Hablamos de que íbamos merendar juntos, que nos ibamos a ver", recordó sobre la última charla con su novio y, visiblemente compungida por lo ocurrido, se lamentó: "Estoy pasando el peor momento de mi vida".