"íAquí está mi pasaporte, sano y salvo!", exclamó el opositor Juan Guaidó para demostrar ante miles de seguidores cómo ni siquiera le fue retirado ese documento a su regreso a Venezuela este lunes, cuando muchos temían que fuera detenido.
Exhibiendo el documento, Guaidó se mostró victorioso ante la multitud que le rindió tributo, disipando su inquietud de que terminara preso por violar una prohibición de salida del país que le impuso la Justicia, tras proclamarse presidente encargado con el reconocimiento de más de 50 países.
Gritos dealegría y el cántico "íGuaidó, Guaidó, Guaidó!" inundaron la plaza Alfredo Sadel, en Caracas, cuando el jefe parlamentario de 35 años apareció en una tarima vestido con blazer y camisa clara junto a su joven esposa.
"Aquí está su presidente encargado", lanzó el político con la mano en el pecho, mientras los partidarios, de varias generaciones y a quienes convocó para acompañar su retorno luego de una gira por cinco países suramericanos, se esforzaban por fotografiarlo con sus teléfonos.
"íQué emoción!", gritó una mujer; "íY decían que lo iban a meter preso"!, ironizó su acompañante con una honda carcajada, aludiendo a advertencias del presidente Nicolás Maduro de que el diputado debe enfrentar a la justicia por burlar la prohibición.
Guaidó, quien tiene inmunidad parlamentaria, no dejó ver ningún temor en su viaje de retorno desde Bogotá. Siempre se mostró sonriente.
En el avión comercial que lo llevó de vuelta tomó incluso el intercomunicador para hablarles a los venezolanos que viajaban con él, según videos difundidos en redes sociales.
"¿Se puede o no se puede?" preguntó. Los pasajeros respondieron emocionados: íSí se puede!", refiriéndose a la posibilidad de sacar del poder a Maduro, a quien Guaidó tilda de "usurpador" por haber asumido para un segundo mandato fruto de "elecciones fraudulentas".
Guaidó se mostró más que sereno frente al oficial de migración que le selló el pasaporte. "Bienvenido, presidente, eso me dijeron los funcionarios de migración", contó luego a periodistas.
En la zona de arribo de pasajeros del aeropuerto de Maiquetía -que sirve a Caracas y es controlado por la militar Guardia Nacional- el legislador fue ovacionado por simpatizantes.
Allí lo aguardaban un grupo de diplomáticos europeos. Ya en las afueras del terminal, invadido por la emoción, subió al techo de una camioneta para arengar a opositores que lo esperaban con banderas y gorras tricolor.
Guaidó se trasladó luego en caravana diplomática hasta la plaza donde había citado a sus simpatizantes. "¿Hay un ápice de miedo?". "Nooo", respondió la gente, a lo que él añadió: "No va a ser a través de la amenaza que nos van a detener".
En un discurso de unos 40 minutos, bajo un sol que derretía, Guaidó no ocultó su desazón por no haber logrado el ingreso de donaciones de alimentos y medicinas enviados principalmente por Estados Unidos el pasado 23 de febrero, pero prometió que la ayuda llegará tarde o temprano para paliar la escasez.
Se burló de Maduro afirmando que su banda presidencial solo era un disfraz por ser época de carnaval, llamó a nuevas movilizaciones y volvió a retar a los militares para que, sin más dilaciones, rompan con el gobernante socialista.
"¿Qué más van a esperar? Ya no hay más 'por ahora'; es ahora", conminó a los altos mandos, quienes se mantienen leales a Maduro en medio del cerco diplomático que lidera Estados Unidos, que no descarta una acción armada en Venezuela e impuso un bloqueo financiero.
Tras su discurso, en una suerte de paroxismo, Guaidó trepó por un andamio de la tarima para alentar a la multitud, que no paraba de repetir su nombre, y luego se marchó en una camioneta en medio de una calle de honor.
"Que Guaidó esté aquí y no lo hayan detenido es la demostración de que perdieron el poder. Guaidó es el gobierno; este es el hombre, nuestro presidente, y vamos a salir de esto pronto", afirmó a la AFP Nátali Aponte, ama de casa de 48 años, mientras despedía a su líder.